Posiblemente no se ha hecho aún un balance de la aplicación del “Plan Chachapuma” para disminuir el caos vehicular que existe en la ciudad y que se complica seriamente en las denominadas “horas tope” en la parte central donde convergen los vehículos del servicio público de una mayoría de líneas y se suman algunos particulares, haciendo tortuosa la circulación de los coches y también de los peatones.
Por lo que se observa el problema persiste, agravándose en algunas arterias en las que además hay buena cantidad de motorizados estacionados, incluyendo algunas unidades oficiales y entre éstas también policiales, con lo que se demuestra la necesidad de tener espacios para “estacionamiento temporal”, pues en la ciudad se carece de áreas destinadas a ese fin de permitir a coches particulares un estacionamiento necesario mientras su conductor cumpla gestiones en la zona comercial, donde es dificultoso el desplazamiento de vehículos y de personas.
¿Qué se logró con el plan policial? Las respuestas no son todas satisfactorias pues hay quejas de conductores sobre el trato que dispensan los policías, de manera especial cuando tienen que aplicar sanciones entregando o dejando en los motorizados una “boleta de infracción”. No hay sitios para estacionar en las calles céntricas, no hay parqueos municipales ni privados, salvo algún estrecho garaje ocupado todo el día, consiguientemente la acción de control es propicia para aplicar más sanciones que soluciones prácticas al problema.
La otra dificultad es que un alto porcentaje de las aceras están ocupadas por comerciantes de todo tipo, por extensión de negocios, por letreros de propaganda, mesas y quioscos del comercio informal y por lo mismo las calzadas sirven para que personas y motorizados transiten por el mismo espacio, con grave peligro para la integridad física de las personas.
Se ha observado que en la tarea policial, efectivos de la institución del orden complican aún más el embotellamiento vehicular haciendo formar largas filas a los conductores, especialmente particulares, exigiendo documentos personales e implementos que deben tener en uso los autos, una complicación más en horas de trabajo para quienes deben desplazarse con urgencia para evitar las “trancaderas institucionalizadas”. Es cierto que deben efectuarse ciertos controles, pero en otras circunstancias y en lugares donde no se altere la fluidez del tráfico.
¿Cómo está el asunto de los semáforos? Es otra deficiencia que complica el tránsito de coches en zonas de alto congestionamiento. Están tan mal regulados los semáforos que obligan a largas esperas para cruzar algunas intersecciones viales de la ciudad. No hay nada oficial sobre el reemplazo de los dichosos aparatitos de colores, que funcionando óptimamente facilitan el desplazamiento de vehículos y garantizan la seguridad de peatones.
El Plan Chachapuma vial resultaría más efectivo si buena parte del personal dispuesto y seguramente reforzado efectuaría tareas de control en muchas esquinas de la ciudad, donde hace falta la dirección especializada de agentes entrenados para dirigir el tráfico, facilitando de ese modo una rápida y segura circulación de vehículos de servicio público, particulares y viandantes.
De ningún modo está demás el control policial, pero sería mucho más efectivo si además cumple el objetivo en común acuerdo con transportistas, de despejar las vías del centro urbano, planificando el uso de arterias paralelas y cubriendo los requerimientos de vecinos que necesitan servicios en los barrios y no precisamente en el centro urbano.
Fuente: LA PATRIA
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