En los primeros nueve meses de la gestión la inflación acumulada ha superado la proyección prevista por el Gobierno para toda la gestión 2013 y que era sólo de 4,8 % y llegó a 5,65 % como Índice del Precio al Consumidor (IPC), que es el factor que mide el costo de vida.
Esto significa que en enero y septiembre del año en curso, al final del tercer trimestre, la inflación llegó a 5,56 %, lo que significó además un incremento del 1,36% con relación al mes agosto pasado, lo que confirma un proceso ascendente en el movimiento de la economía básica que se mueve en los centros de abasto y en los almacenes donde se expenden los productos más importantes de la canasta familiar.
Dicho de otro modo los precios de alimentos básicos, como la carne de pollo, azúcar, harina, arroz, fideos o el caso de tomates, papa, cebollas y las frutas subieron de precio y se mantienen en la ola inflacionaria que desajusta el valor de los salarios y la cantidad de productos de la canasta familiar.
Según una apreciación de funcionarios del INE, el incremento en los precios de alimentos se debió a las condiciones climatológicas reinantes en varias partes del país y que influyeron en las tareas productivas del agro, la culpa la tuvieron las heladas en unos casos y la sequía en otros, pero la previsión indica que en octubre y hacia noviembre y fin de año se regularizará esa producción y el abastecimiento de productos a los centros de abasto.
Ya casi a finales de octubre, las cosas no han cambiado y más bien la espiral especulativa se acentúa con mayor rigor en varios casos, las carnes y no sólo la de pollo, la vacuna y la de cerdo tienen mayor precio por kilo. El caso de abarrotes con precios más elevados que un par de meses atrás; verduras, hortalizas, frutas o el aceite y hasta los huevos subieron de precio. La celebración de Todos los Santos sería otra causa, aunque para las amas de casa se trata de un fenómeno que se arrastra de tiempo atrás y cuyos valores incrementados no rebajan, con grave daño a la economía familiar.
Fuera de las condiciones climáticas que alteraron las cosechas, algunos analistas refieren que otra causa para la espiral inflacionaria es la excesiva cantidad de dinero circulante en la economía nacional y que no se utiliza en planes productivos e inversión pública o privada y más bien se bifurca al consumo interno, de ahí la distorsión en el uso de dinero y sus efectos en materia de gastos directos de la comunidad que se basa en lo que percibe como salario, que no tiene variables porcentuales de compensación.
En los niveles tanto populares, como en la jerarquía gobernante, hay dos maneras de explicar el fenómeno. Por un lado, la mayoría de la población siente el efecto inflacionario de manera más directa, se reduce el valor adquisitivo del salario, disminuye los productos en la canasta familiar y todos comen menos; mientras en el otro nivel reluce la objetividad de las macro cifras, la bonanza financiera nacional no está en peligro y el desfase inflacionario se controlará emitiendo bonos para regular la cantidad de dinero circulante.
En todo caso hay necesidad de aplicar políticas de emergencia para impulsar la productividad en todos sus rubros, de modo que ese efecto permita a los consumidores equilibrar su economía real. Todo proceso inflacionario conlleva riesgos que deben ser neutralizados.
Fuente: LA PATRIA
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.