Un informe oral del ejecutivo de la distrital de YPFB en Oruro ofrecido a la Brigada Parlamentaria, posiblemente convenció en su contenido a algunos de los participantes de la reunión, pero aquello de que no falló la distribución de GLP en el departamento suena a una mentira más frente al reclamo de los centenares de vecinos que durante muchos días formaron largas colas para poder abastecerse por lo menos de una garrafa.
Una vez más surgieron las excusas sobre la demora en informar con seriedad sobre el problema que fue reflejado por molestos vecinos de barrios marginales donde los camiones de reparto propiamente no aparecen y si lo hacen esporádicamente no satisfacen la demanda como correspondería a una óptima programación de venta del imprescindible producto para uso doméstico.
Otra vez surgió el argumento de que en el periodo de invierno, en los meses de junio y julio, aumenta el consumo del GLP, hecho que por tratarse de un proceso regular de temporada debe mover a los ejecutivos a tomar previsiones para recibir mayor cantidad de combustible, de modo que no falte el GLP. Si no se adoptan medidas especiales es lógico que faltara gas y la gente protestará con toda razón.
El extemporáneo informe del ejecutivo de YPFB en Oruro no contempla una clara explicación sobre la estrategia que esa repartición tiene para manejar adecuadamente el suministro y la distribución del GLP a través de empresas responsable y bajo, por lo menos así se explica, la supervisión de lo que se conoce como la Agencia Nacional de Hidrocarburos, otra dependencia que suma la burocracia administrativa y que finalmente no hace nada por mejorar las condiciones de entrega de garrafas en muchos barrios periféricos donde todavía no hay instalaciones del gas domiciliario.
Resulta inadmisible una explicación tardía sobre el tema de la venta de GLP, cuando se asegura que “no hubo desabastecimiento”, cuando dirigentes de muchas juntas vecinales exteriorizaron su molestia ante los medios de comunicación y en la misma Brigada Parlamentaria sobre la escasez del producto y la irregular entrega de garrafas en apartados barrios de la ciudad.
Ignorar deliberadamente el problema existente, aún en el presente, es una grave afrenta a la población que sigue formando colas, inclusive en las puertas de YPFB para poder adquirir, con mucha suerte, un par de garrafas pues hay una restricción de vender más cantidad, porque no hay suficiente combustible y para evitar, disque, el negocio de acaparadores.
Si hay suficiente cantidad de GLP, no deberían existir filas de amas de casa en pos del producto, por tanto lo que se observa es una pésima programación del recorrido por zonas que deben cumplir las empresas distribuidoras, cuyos choferes aluden claramente que cumplen instrucciones de transitar sólo por determinadas calles, medida con la que agravan el desabastecimiento de GLP a centenares de vecinos en calles adyacentes o transversales de las avenidas.
Una vez que la Brigada Parlamentaria tomó conocimiento – tardío - sobre la distribución de GLP en el distrito, es conveniente que tal instancia y sin mayores vueltas instruya, a las autoridades pertinentes, ejercer un estricto control en la venta de GLP, obligando a la agencia local a presentar un cronograma de distribución que abarque todos los barrios periféricos de la ciudad, para evitar un largo y penoso peregrinaje de amas de casa cargando las garrafas de gas.
Fuente: LA PATRIA
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