Viernes 18 de octubre de 2013
ver hoy
Ha causado gran revuelo en estos días la exhortación presidencial de que todas las autoridades elegidas y la alta burocracia del Estado dediquen “el 50 % de su tiempo a la gestión y el otro 50 % a la campaña”. En un tono de severa advertencia, añadió: “Y ahí vamos a ver si estas personas están comprometidas con el proceso de cambio”. En 188 años jamás a nadie se le había ocurrido semejante idea: tan original, tan revolucionaria, tan plurinacional, tan… Pero vamos con calma.
Dijo también que “ministras y ministros ya hemos empezado la semana pasada”. Es decir, la cosa va en serio y sobre la marcha. Las formalidades rutinarias no concuerdan con los tiempos revolucionarios. La palabra del jefazo ya es de por sí una ley, eso lo saben todos: oficialistas y opositores. Y lo que él dice, dicho está; así en redondo, sin vuelta. Por tanto, se cumplirá a rajatabla. Nadie ha desmentido; sólo han tratado de “interpretar”. (Las y los “llunkus” no la pierden una para recomendarse).
Cuando se pensaba que ya todas las ventajas estaban dadas para arrollar en las urnas a los menguados opositores el 2014, de pronto surge otra de inequívoca factura original. Será un gran testimonio de adhesión y un esfuerzo nunca visto en la historia política del mundo. Nada raro que la Academia Sueca incorpore a su agenda esa suprema muestra de abnegación inédita, como otro rubro para discernir el consabido lauro universal.