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Domingo 13 de octubre de 2013

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Cultural El Duende

Desde mi rincón

De cataláunica lite

13 oct 2013

Fuente: LA PATRIA

TAMBOR VARGAS

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Primera de dos partes

El pleito catalán vuelve a ser noticia. Aun al corazón de América llegan esporádicamente ecos más o menos filtrados de la ‘cuestión catalana’; ecos que más de una vez han tomado la forma de imágenes (por ejemplo, hace pocas semanas a raíz de la ‘vía catalana’). Y cuando en todo el continente venimos celebrando escalonadamente el Bicentenario de las independencias, cabría esperar que aquel conflicto encontrara por acá una singular sensibilidad receptiva, teniendo como tienen unos y otros un verdadero denominador común. De hecho, no es así, como ya he tenido ocasión de mostrarlo alguna vez (por ejemplo, El Duende, nº 449, de 1-VIII-2010).

Una de tantas manifestaciones de la atmósfera en que últimamente ha entrado la ‘causa de los catalanes’ es una casi inabarcable literatura: desde las novelas más o menos históricas hasta los videos y largometrajes (que pueden ser estrictamente fieles a los hechos pasados o tocar aspectos del único problema político actual); y en medio, un espeso bosque de análisis y ensayos de carácter sociológico, político, histórico, antropológico, jurídico, lingüístico, etc., cuyo objeto es presentar hechos de variada lejanía y activar la presente conciencia ciudadana; cabe añadir que tampoco faltan (aunque a larga distancia en número) los volúmenes escritos para descalificar los argumentos catalanes o para dar una visión de los hechos que se ajuste a la perspectiva españolista.

Cabe reconocer que entre tantos títulos no es fácil orientarse y quedarse con lo mejor o, simplemente, con lo que uno busca y cree necesitar; tampoco es éste el lugar para pasar revista a un catálogo tan amplio y variopinto; y todavía más difícil hacerlo comprensible a un público lector tan alejado en el espacio y desconectado en el tiempo; en realidad, no sólo ignorante, sino con frecuencia predispuesto contra la existencia misma de esa realidad colectiva que lleva el nombre de Cataluña (como no sea formando parte regional de la ‘nación española’). Aquí me voy a limitar a dos títulos, que pueden tomarse como muestra de dos tipos de aquella variada bibliografía.

* * *

La primera publicación es de Lluís Garcia i Sevilla y de Imma Grande Pérez, L’invent de l’espanyolitat. La construcció pseudocientífica de l’espanyolitat (Barcelona, Fundació Catalunya Estat, 2012, 156 p.). Digamos de entrada que el autor y director de la investigación es médico psiquiatra y catedrático universitario; quien le acompaña es joven docente en la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona. Si como anuncia la portada la investigación quiere poner de manifiesto el carácter postizo y manipulado de la identidad ‘española’, lo hace por dos vías: primero compara los procesos históricos francés y español de construcción de sus respectivas identidades (pp. 23-50); después analiza y critica severamente el uso que el estado español hace de las escalas de identidad nacional subjetiva (EINS) que viene aplicando el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS, entidad directamente dependiente del Ministerio de la Presidencia de España); más en concreto en el Barómetro Autonómico (pp. 51-128). Ni por razones de espacio ni por mis limitados conocimientos personales no voy a entrar a discutir la trascendencia de los resultados o la solidez científica del método utilizado (con sus premisas y sus herramientas); pero sí puedo llegar a apreciar algunas de sus ‘maliciosas’ intenciones y algunos de sus resultados más indiscutibles.

Volviendo a la primera parte del libro, quisiera destacar la importancia del recorrido histórico: mientras en Francia la ‘unidad’ nacional giró en torno a la unificación lingüística y a una realidad territorial indiscutida (Gallia / Francia), en el caso español nunca se superó la ambigüedad Hispania / Castilla / España, con su falsa identidad englobante peninsular (no sólo porque quedaba Portugal fuera, sino porque abarcaba territorios extrapeninsulares como las islas Baleares y Canarias, territorios africanos…, para no hablar de Cuba, Puerto Rico y Filipinas). Y a falta de claridades ‘materiales’, el estado se ha venido sirviendo hasta hoy de los buenos servicios de la Real Academia de la Lengua para que en las definiciones de su diccionario canónico manipulara los términos que en cada momento conviniera (pp. 41-44, 90-92): por ejemplo, la ridícula asignación excluyente de la dignidad de ‘lengua’ al ‘español’ (imaginándolo, además, amalgama de una buena lista de dialectos previos), para así poder rebajar las demás lenguas peninsulares a las categorías subalternas de ‘lenguaje’, ‘vernáculo’, ‘dialecto’, ‘variedad’, etc., además de tratar de minar su unidad con la multiplicación de cuantos más dialectos mejor (o, incluso, inventándose lenguas) independientes, como en el caso de catalán / valenciano).

En cuanto a las encuestas sobre las EINS, su descripción detallada requeriría de un espacio que no tengo, pero a fin de cuentas los autores también pueden poner de manifiesto la serie de manipulaciones, silencios, premisas gratuitas (dando por supuesto lo que presuntamente debían demostrar empíricamente las encuestas); y queda al descubierto la intención de todo, a saber: poder mantener unas conclusiones bienpensantes: entre otras, que los separatismos y nacionalismos son fenómenos marginales, reducidos a pocos casos y de apoyo minoritario. Y por consiguiente, es lícita una conclusión similar a la de la primera parte: la falsedad de la realidad oficial sólo se puede tratar de encubrir con los fraudes de los procedimientos de sus peones (la RAE, el CIS o quien sea).

Por caminos a veces algo crípticos, la investigación desemboca en esta conclusión: con ‘impresionantes’ sofisticaciones, el CIS presta al Estado los servicios para los que el éste le había contratado: materializar ‘sociológicamente’ uno de los dogmas de la Constitución de 1978: España constituye una sola nación, de contenido castellano, pero española de nombre (p. 129). A esta pirueta suprema conducen todas las añagazas del camino y que la obra reiteradamente se detiene a analizar (p. ej. pp. 25-29, 37-39, 41-44, 100-101, 104-107…, sintetizando la ‘jugada en pp. 92-93).

Si alguna conclusión mereciera la pena destacar es la sobreabundancia de ‘anomalías’ y ‘chapuzas’ en la ingeniería política ‘nacionalizadora’ en que se sostiene la ideología españolista.

Continuará

Fuente: LA PATRIA
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