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Domingo 13 de octubre de 2013

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Revista Dominical

Un homenaje a la mujer

Sargento Ayda Morales: “Dejar la Policía me va a llevar a la tumba”

13 oct 2013

Fuente: LA PATRIA

Por: Dehymar Antezana - Periodista

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Dios le dio al hombre el mejor regalo del mundo, como es la mujer, delicada, hermosa, abnegada. Muchas veces este tesoro no es preciado y menos preservado y por esas cosas que tiene la vida, debe lamentablemente subyugarse a un estándar que la sociedad le impone, caracterizada por el machismo.

Sin embargo, muchas mujeres, pese a tener ese concepto, que nace incluso desde la misma casa, lucharon para convertirse en íconos que muestren en ese ser delicado, toda una fortaleza.

Uno de esos casos, es la historia que a continuación les vamos a narrar y cuyo origen se remonta a 1956, cuando nace en la ciudad de Oruro, Ayda Matilde Morales Corrales, a quien el destino le depararía uno de los desafíos que para su época quizás era complicado asumir, por las tareas que tendría que cumplir, mujer, esposa, madre, policía y abuela.

Cada persona, cada ser humano tiene un destino, aunque muchas veces se diga lo contrario, Ayda tras salir del colegio tuvo la ilusión de estudiar para odontóloga en 1974, cuando ingresó a la Universidad Mayor de San Andrés en la ciudad de La Paz.

Sin embargo, esa época era complicada porque en el país se ejercía la dictadura junto al militar Hugo Banzer Suárez, quien tuvo la idea de cerrar las universidades, porque encontró en ellas el peligro inminente de la revolución del pensamiento.

ESCUELA

Ante esa situación, nuestra mujer protagonista no quiso quedarse con los brazos cruzados hasta que se restablezca la apertura de estos centros de enseñanza superior, así que en una de sus caminatas encontró en una de las paredes una convocatoria para enrolarse a la entidad del verde olivo, ingresando a la Escuela Básica Policial Femenina.

El reto fue asumido con mucha decisión, pese a encontrar en su casa la negativa de su progenitor, quien le indicaba que esa profesión era exclusivamente para los varones, sin embargo, ella postuló en La Paz, porque sólo allí estaba la sede de las mujeres policías, para realizarse como persona.

El cambio fue brusco, no solamente para ella, sino para la mayoría de sus compañeras, quienes de estar acostumbradas al calor del hogar, debían pasar por una serie de pruebas para llegar a su objetivo final, convertirse en mujeres policías.

Los instructores varones tenían en mente jugar con la parte psicológica de las postulantes, varias renunciaron pero Ayda continuó pese a todo, en medio del sufrimiento por estar lejos de la familia, pero con la convicción firme de seguir siempre adelante.Ese hecho se dio en 1977 cuando egresó de la Escuela Básica Policial Femenina y ser integrante de la tercera promoción, convertida en toda una mujer policía. De las 120 postulantes, solo 48 terminaron la preparación. Su idea, al egresar, fue hacer carrera en Oruro, sin embargo, por azares de la vida, la destinaron a Tarija, aspecto que no duraría mucho tiempo, por lo que nuevamente regresó a la tierra que la vio nacer.

Cuando hacía “sus primeras armas” en la unidad de Radio Patrullas 110, se casó y por este motivo, tuvo que irse nuevamente en Tarija, pero como ocurrió la primera vez, no tardaría en volver a Oruro.

Ese hecho posibilitó pasar por todas las unidades del Comando Departamental de Policía. Más tiempo estuvo en lo que antes era la Dirección de Identificación Personal. Pero su carrera se completó siendo investigadora de lo que fue la Policía Técnica Judicial, además tuvo la tarea difícil de resguardar el orden en la cárcel pública.

También trabajó en la Prefectura, durante la gestión del exprefecto, Walter Soto Luna, en el cargo de auxiliar. Pero nada le complacería más que hacer labor social por varios años en la Brigada de Protección a la Familia, actualmente Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (Felcv).

Ese aspecto hizo que logre varios reconocimientos, entre los que más sobresalen del Gobierno Municipal debido a los servicios especiales que cumplió en dicha entidad. También recibió una nota de felicitación de la Cámara de Diputados, fue reconocida por el Conif, el Concejo Municipal, la Asociación Nacional de Suboficiales, Clases y Policías, y otras instituciones que vieron en su trabajo, un hecho destacado.

POLICÍA

Mujer policía ante todo, era su consigna, obviamente sin dejar su rol de esposa y madre. Cuando realizaba ese papel en la ciudad de Oruro, no pasaban de las diez uniformadas. Muchas veces tuvieron que ser utilizadas como “carne de cañón” para situaciones de riesgo, principalmente para ir a las carreteras cuando se presentaban movilizaciones.

Su fortaleza de mujer logró ganarse el respeto de sus compañeros varones, que desde entonces, supieron valorar el trabajo de la mujer policía, además de comprender lo que era la equidad de género.

“Cuando uno quiere a la Policía, el trabajo no es duro, se acomoda porque la Policía nos da cosas más buenas”, indicó.

SERVICIO

Pero el tiempo no pasa en vano, porque esa energía y agilidad de los primeros años y los que siguieron, se fueron debilitando y a la fecha, con 36 años de servicio Ayda prácticamente está a un paso de decir “adiós” a la entidad que más ama en su vida, la Policía.

“Ya estoy vieja, como se dice, con pocas fuerzas y cansada quizás de trabajar. Yo creo que hasta fin de año me voy”, afirmó con voz entrecortada por la nostalgia que representa hacerse de la idea de dejar su segundo hogar.

Ese sentimiento de tristeza la invadió más al recordar que el mejor regalo que le dio la Policía fue tener dos buenos hijos, Cristian y Fabiola Soliz Morales, ahora con el orgullo de tener un miembro más en su familia, como es su nieto Mauricio. Aunque su vida matrimonial no fue de las mejores, asumió el rol complicado de ser madre y padre, pese a que su exmarido, para ella, seguirá siendo un buen progenitor.

“Tengo buenos hijos, me dio buenos hijos la Policía, he sabido llevarlos adelante. Tengo un hijo que es profesional, es ingeniero comercial que trabaja en el Banco Bisa y tengo otra hija que está estudiando Ingeniería Comercial, es el orgullo más grande que tengo y siempre agradezco a la Policía porque han sabido entendernos, tanto jefes, oficiales que entendieron lo que es ser madre”, señaló.

LO INOLVIDABLE

La experiencia más inolvidable de Ayda será sin duda alguna su paso por la Brigada de Protección a la Familia, porque según ella, se ayudó a muchas familias, se ayudó a muchas personas de la tercera edad.

“Hemos logrado que varias familias, que varios hogares se repongan con el concurso de mis compañeras, con el concurso de la capitán Daysi Rivera. No hemos descansado en hacer seguimiento a esos hogares que luego se han repuesto”, explicó.

En contrapartida, el momento más complicado de su vida en la entidad del verde olivo y que no quisiera vivir nunca más esa experiencia, es el motín policial que realizó junto a todos sus camaradas en el 2012, que exigió buenos salarios y se abrogue una ley que dañaba a muchos policías.

Una de las observaciones que hizo de su trabajo, fue el argumentar que los policías no son bien remunerados económicamente debido al trabajo que se hace, que además es más que sacrificado.

“Pese a todo, se llega a querer al verde olivo, se llega a querer a la profesión, por eso es que muchos han llegado a jubilarse a sus 35, 36, 37, 38 años de servicio. Entre las mujeres, sería la primera en culminar toda una carrera con 36 años”, señaló.

La sargento Ayda Morales pidió a las generaciones actuales y a las nuevas generaciones de mujeres que vendrán, que trabajen por el bien de la Policía, con empeño, con dedicación y con honestidad.

“Voy a extrañar la Policía, y el dejar la Policía me va a llevar a la tumba porque es algo que no se podrá olvidar”, afirmó.

Mediante ella, quisimos hacer un homenaje a la mujer boliviana, que el 11 de octubre se celebró su día para hacer recuerdo a la comunidad masculina, que como ellas no existen, ni existirán en la faz de la tierra.

Fuente: LA PATRIA
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