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Sábado 12 de octubre de 2013

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Revista Tu Espacio

El psicólogo responde

12 oct 2013

Fuente: LA PATRIA

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Tengo tres hijos entre 10 y 15 años y un esposo que no ayuda mucho con las tareas de los chicos. Uno de ellos es buen deportista y no es bueno para los estudios. El otro es bueno para los estudios y no hace deporte ni empujándole. El tercero ni estudia ni hace deporte pero parece ser más inteligente, cuando estudia (a la fuerza, claro) responde con naturalidad y demuestra que ha aprendido sin mucho esfuerzo.

¿Cómo se puede lograr que los tres tengan las mismas aptitudes? ¿Por qué cuesta tanto hacer que rindan en el colegio? ¿Puedo esperar que hagan una carrera universitaria?

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Querida amiga:

Hoy en día la mujer cumple más de un rol en sus actividades cotidianas, por lo tanto si tu esposo no forma parte de la educación de tus hijos es posible que no estén repartiéndose correctamente esos roles. Como pareja traten de dividirse los quehaceres de la casa, por ejemplo: mientras tú te encargas de la cocina, él puede lidiar con la basura, o mientras tú estés preparando el desayuno, el puede estar arreglando la cama u ordenando la ropa, etc. o cosas así.

Lo importante es que compartan y los dos sean partícipes activos no sólo en las tareas y responsabilidades de la casa, sino en la educación de los chicos, en la parte económica, el trabajo, e incluso en su relación amorosa.

Con respecto a los chicos, cada hijo llega con una personalidad diferente ya que desde que la madre se prepara para recibir a cada uno, lo hace en diferentes circunstancias e influye desde la formación en el vientre para que cada quien tenga sus propias aptitudes, actitudes, cualidades, defectos, etc. El resto se va adquiriendo a medida que uno va creciendo y desarrollándose después del nacimiento.

No trates de cambiar a tus hijos, ni moldearlos a la forma que tú quieres o esperas, o esperabas. Resalta sus potencialidades y refuérzalas con actividades que les resulten más creativas. Por ejemplo a tu hijo que le gusta más los deportes y no así los estudios, le podrá ir bien en la universidad, por ser buen deportista podría tener la posibilidad de obtener una beca que consiga abrirle puertas.

Al hijo que le gusta estudiar y no así los deportes, puede que resulte un gran profesional, y que llegue a ocupar un puesto reconocido.

Y por último el hijo que es inteligente y no es bueno ni para los deportes ni en los estudios, es posible que ahora no encuentre el sentido, pero a medida que vaya madurando y creciendo puede que cambien sus preferencias, y resulte ser un buen estudiante y profesional.

Para los tres, las exigencias en la universidad son diferentes a las del colegio. Hay que reforzar su deseo de llegar al objetivo que sería una profesionalización, o al menos una especialización.

Si en un tiempo más crees que tus hijos requieren algún tipo de orientación acude a un profesional.

Fuente: LA PATRIA
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