Sábado 12 de octubre de 2013
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La nueva versión de la Feria del Libro de La Paz supone la culminación de esfuerzos de larga data y nuevos desafíos para preservarla como la cita librera más importante del país.
Aunque la existencia de ferias para promover el hábito de la lectura tiene una larga historia mundial y varios intentos aislados a nivel nacional, fue la institucionalización de la Feria del Libro de La Paz, en la etapa democrática, la que impulsó en todo el país reuniones similares, de autores, editores, librerías, importadores y público en general.
Durante varios lustros, la iniciativa de la Cámara Departamental del Libro de La Paz mantuvo esa vanguardia y cada agosto se conocían las nuevas propuestas literarias, los estudios más recientes y se presentaban nuevos escritores o se tenía la oportunidad de escuchar a los más consagrados autores nacionales e internacionales. La característica de tener usualmente un país invitado aumentaba ese potencial de acceder a escritos o autores y también a expresiones culturales más amplias.
Sin embargo, como sucede con toda actividad humana, ese impulso comenzó a tropezar con limitaciones, algunas de fondo como la dificultad que tenían los autores independientes de presentarse en la feria; otras de forma pues el mismo éxito de ventas y de asistencia colapsaba locales, pasillos y salones.