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Viernes 11 de octubre de 2013

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Perspectiva Minera

ENFOQUE:

Un cambio de nombre no es suficiente para renovar una vieja estructura institucional

11 oct 2013

Fuente: LA PATRIA

Parecería que la falta de capacidad y el sobrado uso de ingenio mal utilizado ponen en tapete el cambio de nombre de la emblemática Corporación Minera de Bolivia, conocida como la Comibol, en unos periodos refugio de algunos políticos que medraron de sus arcas olvidando la obligación de fortalecer esa institución que cobijaba al “poderoso sector de la minería estatal, incluyendo a la otrora Empresa Nacional de Fundiciones (Enaf), cuyo sello y logotipo aún es aprovechado para identificar los lingotes de estaño con pureza del 99,9 % para la exportación”.

El cambio de razón social es aplicable cuando un negocio, organismo o cierto tipo de emprendimiento colapsa definitivamente por falta de recursos, por total inoperancia o por falta de medios para recomponer su dañada estructura, en esos casos amerita el cierre legal de operaciones y naturalmente si se trata de soluciones prácticas y efectivas, seguramente corrigiendo todos los errores de un reciente pasado negativo puede surgir otra empresa que comenzará en cero, pero bajo condiciones especiales para sostenerse y cumplir los objetivos que fuesen trazados para su reincorporación en un nuevo lineamiento de total efectividad, eso supone cambios radicales desde el personal de dirección y apoyo y de equipos o maquinarias, si fuese la situación.

Según los analistas no es el caso concreto de la Comibol que, antes de cambiar su nominación por otra que de entrada crea dudas sobre sus fines y objetivos sectoriales, merecería más bien un buen ajuste interno, una recuperación de sus objetivos estratégicos con un equipo profesional de primer nivel y un plan de acción que responda a las necesidades sectoriales, en este caso concretamente de reactivar la minería y mantenerla en niveles de alta productividad aún en condiciones adversas como las que produce el vaivén en el precio externo de los minerales.

La nueva Empresa Corporativa Minera, Ecormin según el ministro Virreira servirá para “mejorar” la productividad de las empresas mineras estatales, sin especificar mayores detalles en torno a un delicado paso que por supuesto no es la solución a los males que en este momento frenan las perspectivas de un desarrollo de proyectos mineros.

Lo que falta en realidad es la definición de una política minera nacional que tenga plena respaldo del Poder Ejecutivo especialmente en lo que corresponde a materializar un proyecto minero, elaborado por profesionales de la materia, no por políticos ávidos de aprovechar de presupuestos. La Comibol, ha sufrido muchas restricciones, frecuentes cambios de ejecutivos, una mescolanza de responsabilidades y un arbitrario uso de su imagen institucional para ocultar las falencias que debieron darse desde gestiones anteriores en el Ministerio de Minería y Metalurgia, cabeza del sector, donde lamentablemente pasaron varios ministro, sin resultados efectivos para darle a la minería el impulso que necesita un sector estratégicamente valorable por su riqueza y sus réditos.

Que un nuevo ente minero juegue con los términos de Corporación por Corporativa, huele a cooperativismo, según trasluce del criterio de algunos dirigentes del sector asalariado, también plantean un reajuste objetivo y radical en la estrategia de Comibol de manera que pueda dirigir su acción a delinear planes objetivos en minería, metalurgia y siderurgia, que tome para sí el reto de pasar a la fase de industrialización de nuestras materias primas, pero sin trabas que impidan su accionar, como el caso de la “consulta previa”, o con una ley que le reste competitividad para atraer inversiones y asegurar transferencia de tecnología para garantizar operaciones limpias en respeto al medio ambiente.

Un nombre nuevo, según los entendidos, no tiene mayor significación si la renovación no comienza por limpiar lo malo y apuntalar la empresa recuperando su imagen y su proyección de servicio.

Fuente: LA PATRIA
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