El 13 de octubre de nuestro calendario se ha instituido como “Día del Abogado Boliviano”, mediante Ley Nº 903 de 12 de diciembre de 1986, en homenaje a la fundación de la Primera Facultad de Derecho de la Universidad Mayor de San Francisco Xavier de Chuquisaca el año 1681.
El día consagrado al Abogado boliviano, conviene hacer algunas consideraciones y reflexiones. Por tanto, debemos mencionar como surge nuestra profesión y la importancia que va adquiriendo en el contexto social.
Históricamente entre los hebreos no existía la abogacía, pero habían defensores de buena voluntad, que sin ningún interés económico asumían defensa en favor de quienes no podían ejercerla por sí mismos. En Caldea, Babilonia, Persia y Egipto, los sabios hablaban ante el pueblo congregado patrocinando sus causas. Pero es en Grecia donde la abogacía empieza a adquirir forma de profesión, los defensores acompañaban a sus patrocinados ante el Areópago, o ante otros tribunales y con sus conocidas dotes oratorias hacían prevalecer los derechos de sus defendidos, sin retribución alguna. Pericles es mencionado como el primer abogado profesional. En Roma sucedió algo similar, pues en principio la defensa no estaba a cargo de profesionales, si no que era consecuencia de la institución del Patronato, ya que el patrono estaba obligado a defender en juicio a su cliente. Empero la importancia que fue adquiriendo el derecho y la complejidad de sus instituciones, hizo necesaria la formación de técnicos que fuesen a la vez grandes oradores y jurisconsultos. Durante la República el Foro adquirió su máximo esplendor, por eso incluso los pontífices eran elegidos de entre los profesionales de la abogacía, quienes se organizaron corporativamente en los llamados “Collegium togatorum”.
En España la abogacía durante la dominación romana, sigue la misma trayectoria, desapareciendo con la invasión de los bárbaros. Sin embargo, el Fuero Juzgo contiene preceptos relativos a los voceros. También encontramos disposiciones concernientes a la defensa en juicio en el Fuero Viejo, el Espéculo y el Fuero Real. Pero es en las Partidas donde la defensa adquiere la consideración de oficio público, donde se determinan las condiciones de capacidad que deben reunir los abogados, sus derechos y deberes y la tasa de sus honorarios. Así a mediados del siglo XVI los abogados empiezan a reunirse en Colegios, creándose el de Madrid en 1595, estableciéndose posteriormente la obligatoriedad de la colegiación que subsiste hasta nuestros días. Así se llega hasta la época de la independencia, a partir de entonces, a través del siglo XIX la importancia social de los abogados en Bolivia, como en otros países americanos, ha sido extraordinaria, por la necesidad de dar una estructura jurídica y política a los nuevos estados.
Ahora bien, para precisar cuál es la función que los abogados cumplen dentro la organización social, es necesario tener presente las definiciones consignadas en el Diccionario de la Academia Española, donde nos dice que Abogar es “defender en juicio, por escrito o de palabra”; Abogacía, es “profesión y ejercicio de abogar”; y Abogado es “perito en el derecho que se dedica a defender en juicio los derechos o intereses de los litigantes, y también a dar dictamen sobre las cuestiones que se le consulten”. En esta última definición están comprendidos tanto el requisito técnico subjetivo, poseer pericia en el derecho, cuanto la finalidad objetiva de ese requisito, que ha de ser precisamente aplicado a la defensa en juicio de los litigantes o a dictaminar sobre las consultas que se les formulen.
De aquí tenemos que la profesión de la abogacía, se ha convertido en una de las más importantes de la sociedad, muchos autores afirman que el abogado es un médico social, ya que a través de sus consejos jurídicos, busca la solución de los conflictos de sus conciudadanos, asegurando la paz y la tranquilidad social, por ende la pacífica convivencia de los pueblos. Iturraspe afirma que la “sociedad moderna necesita del abogado en esa lucha incesante contra la opresión y la injusticia, auxiliando a los órganos jurisdiccionales y trabando todo abuso de poder, cumple el jurista, en su sentido más puro, una alta función social, necesaria más que ninguna, a los fines de la existencia y perfeccionamiento de la sociedad”. Esto es evidente, por que el abogado es un guardián celoso y responsable del cumplimiento de la ley y evita los excesos de todos los poderes estatales.
El abogado es un profesional imprescindible dentro la vida misma de nuestra sociedad, tomando en cuenta que el aparato estatal está manejado jurídicamente, ya que el Poder Ejecutivo, Legislativo tienen su equipo de asesores jurídicos, el Poder Judicial y el Ministerio Público están a cargo de los abogados. El empresario, el comerciante, la Iglesia Católica o el Pastor Evangélico, requieren del asesoramiento de un abogado. El ciudadano común que ve afectados sus derechos e intereses para su defensa requiere de un abogado. Las organizaciones sindicales, cooperativas etc., tienen sus asesores jurídicos.
Todo esto nos demuestra, el rol importante y protagónico que cumple el abogado, en suma se confía al abogado la defensa de los bienes más estimables del hombre: su vida misma, su libertad, su honor, su patrimonio y todos sus derechos y garantías fundamentales.
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