Más interrogantes que certezas dejó aquí el reciente triunfo electoral de Sebastián Piñera, empresario multimillonario quien, por primera vez en 50 años, llevará a la derecha chilena al palacio de La Moneda.
Primero contra tres rivales (el oficialista Eduardo Frei, el independiente Marco Enríquez-Ominami y el izquierdista Jorge Arrate), y ahora solo contra el ex mandatario Frei, Piñera aseguró representar una "derecha progresista y moderna".
Pero, a lo largo de estos meses de campaña, fueron apareciendo a su lado personajes directamente vinculados al represivo régimen militar de Augusto Pinochet (1973-90), que aspiran a ocupar cargos de importancia en su gobierno a partir del próximo 11 de marzo.
Después de la estrecha votación del domingo —poco más de tres puntos porcentuales—, esa es la primera interrogante de muchos electores: ¿Cuál será el perfil político del nuevo gobierno chileno?
Mientras Piñera —quien acaba de asegurar que continuará parte de la obra social de la presidenta Michelle Bachelet— conforma en privado su gabinete ministerial, circulan nombres de cercanos colaboradores de Pinochet.
El tema fue difícil para Piñera durante la última etapa de la campaña, cuando declaró que "probablemente" no incluiría a funcionarios civiles del ex régimen militar.
Luego matizó que el hecho de haber trabajado para un gobierno, incluyendo el militar, no es pecado, ni delito.
Entre los nombres que circulan destacan su principal asesor Cristián Larroulet, quien se posiciona para ser ministro secretario general de la Presidencia, y el ex almirante Jorge Arancibia, aspirante a ser Ministro de Defensa.
La lista de nombres es larga e incluye, por ejemplo, a los dirigentes de la derechista Unión Demócrata Independiente (UDI) Joaquín Lavín, Pablo Longueira y Jovino Novoa, entre otros.
En defensa de la posible incorporación de éstos a su gabinete ministerial, Piñera afirmó: "El gobierno militar terminó hace 20 años, es historia, es pasado, nuestro gobierno va a ser de futuro".
Más allá de los puestos de primera línea, Piñera designará a un total de mil 306 cargos de exclusiva confianza, aparte de 851 funcionarios de Alta Dirección Pública que deberá nombrar, mantener o remover. Allí se multiplican las interrogantes.
El triunfo de Piñera se logró con el apoyo de la UDI y la Renovación Nacional (RN), agrupaciones fundadas por "neo-pinochetistas" cuando terminaba su régimen y que, durante 20 años, defendieron la "obra del gobierno militar".
Pese a esfuerzos posteriores por distanciarse de la violación de los derechos humanos y el desprestigio mundial de ese régimen, nunca lograron convencer del todo a los chilenos.
Analistas interpretan así las primeras declaraciones de los colaboradores de Piñera, en el sentido de que harán "un gobierno para todos los chilenos", reviviendo una "democracia de acuerdos".
Las interrogantes también surgieron en el campo opuesto, donde comenzaron los análisis críticos en el seno de la gobernante Concertación, que agrupa a cuatro partidos, y que busca rejuvenecerse para enfrentar los próximos desafíos.
Carolina Tohá, quien fue vocera de Bachelet y jefa de campaña de Frei, subrayó que la Concertación "no puede seguir como está, tiene que ponerse al día con la sociedad de hoy".
Tiene que recuperar algo que estuvo en sus orígenes y que se perdió, que es la capacidad de trabajar en la diversidad, respetando, incluyendo y escuchando. Así es como vamos a volver a ser mayoría en Chile, opinó.
(*) Corresponsal Prensa Latina, Santiago de Chile (Chile)
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