Se ha iniciado un proceso especial de reciclaje de centenares de toneladas de ropa usada que ingresó al país vía contrabando y contraviniendo prohibiciones en vigencia que fueron desoídas o simplemente ignoradas por los comerciantes que se especializan en la compra y venta de la prendería usada.
Por las informaciones que se tienen, el proceso de reciclaje de la ropa usada, que en realidad es la destrucción de la misma, comenzó en la Aduana de Santa Cruz “a machete y cuchillo”, con un primer lote de casi mil fardos de mercadería que se incautó recientemente en operativos en la zona oriental.
Se sabe también que la Aduana Nacional habría contratado los servicios de una empresa particular que se adjudicó la propuesta pública, licitada tiempo atrás, con el objeto de “destruir toneladas de ropa usada” en todo el país
Se trataría del cumplimiento de disposiciones superiores para evitar que la ropa usada siga ingresando al país ilegalmente, recordando que legalmente no hay autorización para su importación, consiguientemente los fardos de ropa usada provenientes generalmente de ciudades norteamericanas serán incautados y en un cortísimo plazo destruidos como sucede ya en Santa Cruz.
La empresa particular que se adjudicó la operación de reciclaje de la ropa usada, debe utilizar una maquinaria especial para “destrozar” toneladas de ropa usada, equipo que según se informó habría sido trasladado a la Aduana de Oruro comenzando también el proceso de convertir la prendería usada en sólo tiras de tela, concluyendo en un proceso de molienda de ese material para convertirlo en materia prima para la fabricación de colchones.
La empresa Industrias Moreno de Santa Cruz se habría adjudicado la destrucción de más de 500 toneladas en Oruro, donde se han producido grandes operativos que desbarataron una red de contrabandistas de la todavía requerida ropa usada, cuya comercialización permanece activa en varios mercados, en tiendas exclusivas que seleccionan el producto por modelos para damas, varones y niños y que tiene un interesante movimiento económico que se mantiene activo, pese a todas las disposiciones vigentes.
En tanto se procede a la destrucción de esa mercadería de contrabando, los micro y medianos productores así como los fabriles en textiles insisten en la urgencia de aplicar medidas complementarias que defiendan la mano de obra (empleo) nacional y amplíen las posibilidades de instalación de las verdaderas industrias productoras y “maquiladoras” que ofrezcan prendas nuevas con sello y garantía externa pero además con precios competitivos.
Por lo observado hay mucho interés en el crecimiento del sector industrial y de las medianas y pequeñas empresas que esperan el fomento económico desde el Gobierno, para ampliar su producción, toda vez que la competencia desleal de la ropa usada disminuirá ostensiblemente con la destrucción de la misma.
En la Aduana de Oruro seguramente se detallará las fases del reciclaje de la ropa usada y la utilización de un equipo técnico especializado que garantizará el cumplimiento de ciertas prohibiciones en vigencia.
Fuente: LA PATRIA
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