El supuesto deporte mal llamado “Bullying”, palabra traída de los barrios delincuenciales de ciudades grandes del exterior, está calando profundo en la mente de adolescentes bolivianos aquella práctica malvada, brutal, hasta considerada como acción criminal, al atacar a compañeros y compañeras de colegios, sean estos privados o públicos, práctica que se hace más común con graves consecuencias para el agredido.
Muchas veces canales de televisión, incluso la prensa escrita, muestran escenas de colegiales que se someten a sangrientas peleas de un grupo de cinco o seis en contra de uno sólo, en espacios de recintos educativos provocando graves lesiones, sin que profesores asuman acciones para frenar esas acciones, cuyos protagonistas califican de diversión.
En épocas anteriores, tal vez, entre los años 1940 y 1950, hubo desafíos personales con la siguiente palabra: "Nos veremos a la salida de clases" para enfrentarse a puñetes, sin que exista ningún alumno para intervenir a favor o en contra de los protagonistas. En Oruro era común buscar escenarios fuera de los colegios; ellos escogían el barrio denominado "El Muro" ubicado en las calles Aldana y La Plata o el desafío se trasladaba a la zona de “La Tetilla", un espacio de terreno de una extinguida planta de tratamiento de minerales, en la rinconada de las calles Murguía y Baptista.
Después de concluir el desafío, con un perdedor o ganador, ambos se daban un abrazo de amistad, ante el aplauso de los compañeros de colegio.
Desde aquella época el comportamiento de algunos alumnos cambió radicalmente en la actualidad, cambio que puede ser producto de la falta de orientación de padres y profesores, entendiendo que el “bullying” se realiza en algunos espacios de colegios, lesionando al alumno que recibió golpiza de cuatro o cinco compañeros.
Cuando digo que el control de padres no existe, en algunos casos es el efecto de la migración de aquellos que optan por abandonar el país buscando trabajo como medio de subsistencia, ante la falta de fuentes de empleo permanente, debido a que aún no existen proyectos reales para crear empresas que absorban mano de obra, aunque el Gobierno, machaconamente, muestra programas de desarrollo empresarial pero todavía incipientes que, a futuro, solo servirán para contratar a masistas y quienes comulgan con la política de Evo Morales.
Miles de bolivianos después de la decadencia económica de Europa y Estados Unidos de Norte América, optan por llegar a Chile, país vecino con enormes programas minero-metalúrgicos, textiles, agricultura y productos derivados pescado y la vid que tiene una industria de vinos y licores; además, las autoridades chilenas ofrecen muchas ventajas a los nuestros, incluso, a pocos meses de su estadía les conceden cédulas de identidad como ciudadanos del país vecino, documento que les sirve para trabajar sin restricciones.
En Bolivia, con el Estado Plurinacional, el 78 % de los habitantes está enfrascado en el trabajo informal y sólo el 22 % tiene trabajo permanente; por estos datos proporcionados por el Ministerio de Trabajo, observamos que miles de personas arrastran carritos con diferente mercadería, puestos callejeros de comida, fruta, verdura, carne y otros artículos. Otros están en construcciones, plazas y calles por donde deambulan hombres, mujeres y niños ofreciendo trapos, chiflería o lustrando calzados y la prostitución crece en forma alarmante.
(*) Periodista
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.