El amor – La consciencia

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A continuación compartimos con nuestros amables lectores verdades maravillosamente expresadas sobre el “amor” y la “consciencia”, por el V.M. Samael Aun Weor, en su libro: “Consciencia Cristo, Capítulos I y II”

EL AMOR

El amor es el sumun de la sabiduría. La sabiduría debe transmutarse en amor, el amor se transmuta en felicidad. Los gérmenes de la sabiduría se transmutan en las flores del amor. El intelecto no puede dar felicidad. Los autores se contradicen a sí mismos en sus obras. El pobre lector tiene que beber en la amarga copa de las dudas. La duda engendra confusión y locura.

Fausto, después de haber encanecido entre el polvo de su biblioteca, exclama: “Todo lo estudié con ansia viva, todo lo estudié con ansia loca, y hoy pobre loco de infeliz mollera soy, ¿Qué es lo que sé? Lo mismo que sabía: sólo pude aprender qué no sé nada”.

Los estudiantes del Espiritualismo sufren el suplicio del tántalo. Es muy triste vivir comiendo teorías. Lo mejor es transmutar la sabiduría en amor. Lo mejor es amar. La felicidad es amor transmutado.

Hay que despertar la consciencia con la llama bendita del amor. Hay que amar, para llegar a la felicidad.

La felicidad no es sino amor transmutado. El intelecto no hace sino congelar el pensamiento entre el cerebro. El que quiera convertirse en un “iluminado” debe reconquistar la infancia perdida.

El batallar de las antítesis, destruye los poderes ocultos. El batallar de los razonamientos daña a los poderes de la mente. El que quiera tener poderes ocultos, debe acabar con el batallar de los razonamientos. El que quiere ser mago debe tener mente de niño. Es mejor cambiar la sabiduría por amor. El amor es lo único que nos puede convertir en Dioses.

LA CONSCIENCIA

A nosotros los Gnósticos, lo único que nos interesa es el despertar de la consciencia. Nosotros preconizamos la aristocracia del espíritu y el despertar de la consciencia. Sólo hay una gran alma. Esa alma es el Anima Mundi de Platón, el Gran Alaya del Mundo, el alma intracósmica. Nuestra consciencia humana no es sino una centella desprendida de la gran alma del Mundo. Hay que lograr el despertar de la consciencia, para conocer todos los secretos de la vida y de la muerte. Hay que avivar la llama del espíritu con la fuerza del amor. Nuestra consciencia debe despertar en planos cada vez más elevados.

Debemos cultivar la cultura de la consciencia. El conocimiento que no se vuelve consciencia, sólo sirve para dañar el cuerpo mental. En el oriente la consciencia se denomina Buddhi. El Buddhi es nuestra consciencia superlativa. El cuerpo Buddhíco es nuestra alma espiritual. El que logra el despertar de la consciencia cósmica dentro de sí mismo, se convierte en un Dios inefable.

La consciencia cósmica despierta con la castidad, con el arrepentimiento, con la música y con la meditación.

Fuente: LA PATRIA