El poder dibuja nuevo mapa electoral

Las autoridades electorales de Venezuela dieron el pistoletazo de salida para la renovación de la Asamblea Nacional, el parlamento unicameral, con una modificación de los circuitos para elegir diputados en los ocho estados más poblados.

Según la oposición, la medida favorece al partido de gobierno, si se toman como referencia los últimos comicios, que fueron para autoridades regionales en noviembre de 2008 y el referendo de febrero de 2009, que autorizó la reelección indefinida del presidente de la república.

Pero la presidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, al anunciar modificaciones en un tercio de los estados del país, dijo que "los cambios fueron realizados con criterios de legalidad y constitucionalidad". "Tratamos de mantener, hasta donde fuese posible, las circunscripciones electorales y la idiosincrasia de cada región", explicó.

De esos 165 diputados, tres son elegidos por indígenas de las regiones fronterizas, y los restantes se dividen en 110 votados de modo nominal, en circuitos, y 52 por listas que presentan los partidos en los distintos estados.

Las nuevas elecciones fueron convocadas para el 26 de septiembre, para las cuales el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ha pedido a sus seguidores "ganar por paliza", pues "si triunfa la oposición detendrán la revolución y luego vendrán por mí". Su reemplazo o continuidad se dirimirá a fines de 2012.

La oposición se abstuvo en los últimos comicios parlamentarios, en 2005, alegando falta de transparencia del Poder Electoral, por lo cual los 167 escaños fueron ocuparon por candidatos oficialistas. Posteriormente, una docena de esos legisladores rompieron relaciones con el sector político de gobierno y algunos se sumaron a la oposición y otros se mantuvieron independientes de ambas partes.

Enrique Márquez, responsable electoral del opositor Un Nuevo Tiempo, se quejó ante IPS y dijo que "se alteraron las reglas del juego, afectando 61 circunscripciones, más de la mitad, modificándolas para tratar de concentrar el voto a favor del chavismo y disminuir la contundencia de la oposición allí donde somos mayoría".

Lucena, en cambio, desechó esa crítica al indicar que, "si se observan los mapas y circunscripciones, se ve que tienen una coherencia total con lo que son los bloques geográficos y territoriales". Por tal, exhortó a todos los partidos a que en vez de cuestionar al árbitro "hagan política, trabajando en la calle y buscando el voto de los electores".

El Consejo Nacional Electoral es dirigido por cinco rectores, cuatro de los cuales, incluida Lucena, son considerados afines al Gobierno, mientras que el restante simpatiza con la oposición.

Vicente Díaz, el miembro del Consejo que se declara opositor, criticó que "80 por ciento de los cambios se hicieron en circunscripciones de estados con gobernadores de oposición". "No hay coherencia, pues en algunos casos se amalgaman parroquias en grandes circunscripciones, mientras en otros se separan algunas de menor tamaño", apuntó.

En coincidencia, Carlos Genatios, de la organización no gubernamental Ojo Electoral, dijo a IPS que en la nueva repartición de circunscripciones "hay un sesgo político claramente definido, al pretender quitarle fuerza al voto opositor en algunas zonas". "Hay derecho a preguntarse si hay criterios de imparcialidad o no", añadió.

Por ejemplo, en el oeste de Caracas, las parroquias El Paraíso y La Vega formaban tradicionalmente un circuito. Durante el referendo por la reelección presidencial, en El Paraíso, de clase media, el Sí obtuvo 20.279 votos y el No 40.115, mientras que en La Vega, donde viven sectores más desfavorecidos, el Sí obtuvo 34.447 votos y el No 28.767.

Si esa tendencia se mantuviese idéntica, el próximo septiembre la oposición se haría con el diputado en ese circuito, con 68.882 votos contra 54.726.

Pero en el nuevo mapa electoral se creó un nuevo circuito que elegirá dos diputados, adicionando a El Paraíso-La Vega tres parroquias donde los candidatos oficialistas pueden tener mayoría. Se trata de Antímano, Caricuao y Macarao, que en la consulta de 2009 dieron 101.275 votos al planteo gubernamental y 63.302 a la oposición.

Si esos números se reprodujeran en las elecciones de septiembre, el oficialismo se haría con 156.001 votos para cada uno de sus dos aspirantes, frente a 132.184 de los opositores, por lo cual ambos escaños serían para seguidores del presidente Chávez.

En cambio en el municipio Sucre, en el este de Caracas, que formaba una sola circunscripción, fue dividido en tres segmentos: uno integrado a zonas de clase media de otros municipios, donde el triunfo opositor se da por descontado, y algunas zonas populares llevadas a circuitos de ciudades-dormitorio donde el oficialismo tradicionalmente es mayoría.

La operación de seccionar o aglomerar circuitos se repitió en estados como Zulia y Táchira, fronterizos con Colombia y donde la tendencia opositora es dominante, y en el industrial Carabobo, del centro-norte, cuyo gobernador también es de oposición.

El parlamentario opositor Ismael García, del grupo Podemos, que rompió con Chávez en 2007, dijo que "pasó lo que esperábamos, una nueva medida ventajista, pero debemos dejar de lloriquear y salir a trabajar, a votar y a ganar, con candidatos unitarios y únicos de la oposición en todas las circunscripciones".

Luis Vicente León, director de la firma encuestadora y de consultoría Datanálisis, comentó a IPS que, si bien, "el escenario es más favorable para el chavismo, tampoco es el peor para la oposición". "Los sondeos muestran que hay descenso en la popularidad del Gobierno y eso abre una oportunidad de oro para quienes están en la otra acera", puntualizó.

La mayoría de las encuestadoras ubicaban hasta mediados de 2009 la popularidad del presidente Chávez y la aprobación a su gobierno por encima de 50 puntos porcentuales, y en ocasiones más de 60, pero en los últimos meses registran un "desmoronamiento", que ubica el respaldo al "chavismo" en la franja de 40 a 50 por ciento.

"Hace unas semanas veíamos que el oficialismo con 45 por ciento de los votos podría hacerse con entre 65 y 70 por ciento de la Asamblea, ahora seguramente con 50 por ciento podrá controlar 60 por ciento de escaños", comentó León.

"Sin embargo es posible que haya un incremento de votos opositores con relación a la última consulta (el Sí en el referendo presidencial obtuvo 54,8 por ciento de sufragios y el No alcanzó 45,1) en la medida en que la población acuse el impacto de la devaluación, la inseguridad y el racionamiento eléctrico", dijo León.

El Gobierno devaluó este mes 50 por ciento la moneda venezolana respecto del dólar, mientras aparecen presagios de mayor inflación, indicador que ya presenta con tasas cercanas a 30 por ciento anual, y dispuso racionar el suministro de electricidad para encarar el déficit causado, en parte, por la sequía que afecta a las represas hidroeléctricas.

Encuestas y "focus groups" (grupos de discusión) registran además que crece, aunque muy lentamente, la carga de culpas sobre el Gobierno por el auge de la criminalidad, con un saldo de 15.000 homicidios anuales en este país de 28 millones de habitantes.

Según León, "si algunos circuitos pequeños, con base en una campaña concentrada, se le voltean al oficialismo, podría salirle el tiro por la culata".

Ello porque también se modificó una vieja ley según la cual los diputados nominales obtenidos por un partido en un estado se descontarían del número de representantes a repartir luego por lista.

De modo que, si una agrupación política triunfa ampliamente en un estado, podría hacerse con los diputados nominales y también con los de lista. Además, si los números en los estados más poblados y con más parlamentarios llegasen a favorecer a la oposición, se haría con una ventaja decisiva en la próxima conformación del parlamento.

(*) Corresponsal IPS, Caracas (Venezuela)