Jueves 26 de septiembre de 2013

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Ya es corriente “que la falta de argumentos y la cobardía se disfracen frecuentemente de coraje y machismo bravucón” y que se insulte al adversario; mejor “si se puede incluso meterse en su vida, porque mientras se habla de la vida de los otros nadie se ocupa de la propia”. (Javier García. ‘No me peguen soy Castillo’. El País, Montevideo, 21.09.2013). Y cuando el insulto no es suficiente para anular a los adversarios, se añade la calumnia.
El presidente venezolano Nicolás Maduro, según ABC. es (12.06.2013), en “menos de mes y medio después de proclamarse presidente (…), denunció diez complots… y ninguno ha sido demostrado”. Estos son: el cáncer inoculado por el “imperio” a Chávez; el plan de envenenar al nuevo presidente para que contrajera una enfermedad letal; la conspiración contra la economía; la trama para asesinar al líder opositor Capriles para luego echarle la culpa al gobierno; mercenarios pagados por la derecha salvadoreña llegaron a Venezuela con la intención de matarlo; el ex presidente colombiano Álvaro Uribe está detrás de un plan para eliminarlo; el canal CNN forma parte del plan golpista internacional; “dos bandas de paramilitares (…) venían a atacar nuestra Venezuela”; “Venezolanos de la oposición firmaron un contrato de compra de 18 aviones de guerra, que serán llevados próximamente a una base militar de Estados Unidos en Colombia” y el partido de la oposición Primero Justicia planea un golpe.