Nuestra Señora de la Merced, Corredentora de cautivos
21 sep 2013
Por: Miguel Manzanera, SJ
El 24 de septiembre se celebra la fiesta de la Virgen de la Merced o de las Mercedes, una advocación mariana que muestra la misión redentora que Jesús Redentor ha encomendado a María. La historia de esta advocación se remonta en España al inicio del siglo XIII. Los musulmanes mantenían bajo su dominio gran parte del sur y del levante de la actual España. Los turcos y los sarracenos merodeaban en el Mar Mediterráneo, atacando a los barcos y llevándose cautivos al Norte de África a muchos cristianos para exigir un rescate.
Pedro Nolasco, un mercader de Barcelona tuvo una visión de la Virgen que le invitaba a rescatar a los infortunados cautivos. Después de reunir el dinero necesario realizó en el año 1203 el rescate de 300 encarcelados. Más adelante en 1218, juntamente con algunos compañeros y con el apoyo de Raymundo de Peñafort y del Rey Jaime I de Aragón, fundó la Orden religiosa de Nuestra Señora de la Merced para redimir a los cristianos, que se encontraban cautivos en poder de los moros.
La Orden de la Merced fue aprobada en 1235 por el Papa Gregorio IX como orden militar bajo el patrocinio de la "Virgen de la Misericordia de los Cautivos". Los frailes mercedarios llevaban el hábito blanco según el modelo que llevaba la Virgen en la aparición arriba indicada. Lograron liberar a miles de cristianos prisioneros. La devoción a Nuestra Señora de la Merced se extendió muy pronto por Cataluña y por toda España, Italia y Francia.
Cuando Cristóbal Colón arribó a las costas de lo que los navegantes pensaban que eran las Indias, los religiosos mercedarios acompañaban a los españoles para atraer a los nativos a la fe cristiana. El culto a la Virgen de la Merced se fue extendiendo en los nuevos territorios y hoy se mantiene vivo en muchos países latinoamericanos, entre ellos República Dominicana, Cuba, Ecuador, Perú, Colombia y Argentina.
También en Bolivia arraigó esa devoción, particularmente en Potosí, La Paz, Sucre, Cochabamba y Santa Cruz, cuyo aniversario departamental es el día 24 de septiembre, fiesta de la Virgen de la Merced. En Cochabamba se venera a la Virgen de las Mercedes como la Patriota, cuya imagen acompañaba a las tropas rebeldes en la lucha contra el ejército de la corona española. Fue llevada a la batalla de Hamiraya, en 1811, donde perdió dos dedos de la mano derecha.
En otra escaramuza en la ciudad de Cochabamba en 1812 varias mujeres patriotas, llamadas más tarde las “Heroínas” fueron bendecidas por la imagen antes de acudir al cerro de la Coronilla donde murieron heroicamente. Más tarde al proclamarse la independencia la imagen de la Virgen de la Asunta fue retirada de la Iglesia matriz y se la llevó al Monasterio de Santa Clara. En su lugar se puso a la Virgen de las Mercedes, tal como ahora se la venera.
Ya en las postrimerías del siglo XIX el Obispo de Cochabamba, Mons. Francisco María del Granado, solicitó al Papa León XIII la declaración de la Virgen de las Mercedes, como Patrona Cotitular, juntamente con San Sebastián, de la Diócesis, actualmente Arquidiócesis, de Cochabamba. El Papa León XIII por medio de la Congregación de Ritos, accedió a esa petición el 26 de noviembre de 1881.
En la actualidad la Virgen de la Merced ha ampliado su patrocinio a las personas encarceladas que la festejan con todo fervor implorando el perdón y la liberación. La Iglesia Católica a través de la Pastoral Carcelaria se esfuerza en llevar y acrecentar la fe de las personas que han perdido su libertad.
Pero además, han surgido nuevas esclavitudes, provocadas por la cultura globalizada, que enfatiza el individualismo, el materialismo, el hedonismo y la violencia, condenando a muchas personas a la opresión y la marginación. Por ello la protección maternal de la Virgen de la Merced se extiende también a las personas adictas al alcohol, a las drogas y al sexo, así como a las que están esclavizadas por la prostitución o por trabajos denigrantes.
Hoy más que nunca necesitamos la poderosa intercesión de la Virgen que en la cruz se mantuvo fiel en medio del dolor, asociándose plenamente a la redención del Señor Jesús. Por eso muchos creyentes celebran a María como la Corredentora, Mujer del Redentor y Madre de la Iglesia y piden para que interceda ante Jesús, el único Liberador, para que seamos liberados de todos los pecados y se nos conceda el don de la verdadera libertad para aprender a amarnos unos a otros tal como Él nos ama.
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