Sábado 21 de septiembre de 2013
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Es difícil entender cómo se han astillado tan profundamente las relaciones externas de la república de Bolivia, actualmente Estado Plurinacional, con países vecinos y con otras naciones, después de un lustro que se anunciaba histórico por el proceso social que había culminado eligiendo a un mandatario indígena.
Este 2013, tres embajadas suspendieron sus festejos nacionales en sus respectivas sedes en La Paz. No dieron explicaciones oficiales pero es evidente que no existía un ambiente normal para brindar junto a sus anfitriones bolivianos. Para una mentalidad plana, las recepciones diplomáticas son una simple ocasión para beber whisky o para comer gratis; no es esa su razón de ser.
En un mundo en paz, e inclusive durante conflictos, los embajadores de una nación moderna acreditados en otra nación moderna abren sus residencias- legalmente pedazo de su territorio- en su fecha cívica para compartir la historia, un estado de situación y para hacer anuncios sobre futuros planes, proyectos, convenios bilaterales.
Esas recepciones repercuten de forma simbólica y afianzan los lazos de amistad. Los invitados suelen ser representativos de sectores sociales, académicos, empresariales, artistas y de medios de comunicación, líderes dentro de la opinión pública. Los periodistas suelen conocer información off the record que ayudará a guiar su trabajo o a conocer detalles de algún asunto importante.