El famoso Decreto Supremo 21060, que fue dictado con carácter de emergencia hace 28 años para frenar un proceso hiperinflacionario en la economía nacional, aún persiste con ciertas medidas que no han podido ser eliminadas en varias gestiones gubernamentales, por tanto ese modelo de control sobre ciertas condiciones del sistema comercial que frenó en seco la desfasada economía, pero que al mismo tiempo abrió las puertas de una libre competencia en términos de valorar las finanzas nacionales, aún tiene efecto cuando se admite la existencia del libre mercado.
Para muchos bolivianos el recuerdo de un periodo de gobierno del MNR está relacionado directamente con el 21060 que estableció principalmente la reducción del déficit fiscal, el congelamiento de los salarios y lo que aún sirve como factor de orden social con el modelo de libre contratación, pero además con la liberalización del mercado, admitiendo la libre oferta y la demanda que es parte de la actual economía, sumándose el fomento a las exportaciones que tampoco se neutralizó para favorecer al sistema productivo nacional.
Si hay algo que ha cambiado gracias a la reacción y movimientos del sector laboral es la medida sobre la libre contratación y el congelamiento de salarios, dos aspectos que no pudieron mantenerse porque restringían los derechos de los trabajadores y que recuperaron estabilidad e inamovilidad laboral.
Si bien se desmontaron las restricciones que vulneraban las actividades laborales, no es menos cierto que todo el proceso del actual gobierno no se ha podido desmantelar totalmente la estructura que aún persiste y permite cierto tipo de ventajas consideradas como parte del libre comercio, regulado en forma directa por la libre oferta y demanda, que condiciona mayormente el interés de los comerciantes de cualquier rama, que suben los precios de sus productos y los servicios que prestan cuando así les conviene y tomando como pretexto para esos fines de agio y especulación, cualquier factor que tenga síntomas como efectos naturales adversos, problemas políticos sectoriales o los provenientes de las decisiones de movimientos sociales.
Si bien en anterior gestión del actual gobierno “se enterró públicamente al 21060”, los expertos y los analistas, además de muchos políticos señalaron que se trató simplemente de un acto político pues “el D.S. 21060” sigue siendo parte del control directo de la parte económica más vulnerable de la comunidad como es la libre competencia y con tal medida el desbarajuste de los precios.
Cierto que se hacen avances paulatinos para eliminar algunas de las normas que persisten desde agosto de 1985, cuando evidentemente se hacía urgente la aplicación de un modelo económico que devuelva seguridad al pueblo boliviano… pero el tiempo ha pasado, varios gobiernos y en democracia han administrado el país bajo el modelo del 21060. El actual sistema con más de seis años en el gobierno, admite que “les está costando demasiado desmontar la estructura del modelo de libre mercado” que es base del decreto de marras.
El recuento de lo que ocurre en el ámbito general es patético, especialmente cuando las amas de casa, que son directas administradoras de la economía familiar, perciben los juegos de la libre oferta y demanda y, de manera implícita, por el mismo hecho sienten de manera directa la pérdida del valor adquisitivo de los salarios y la ostensible disminución de la canasta familiar.
Fuente: LA PATRIA
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