Viernes 20 de septiembre de 2013
ver hoy
Las dificultades, problemas y enfermedades tienen un origen anímico, por eso toda persona es exhortada a cada instante a recapacitar, bien a través de su conciencia o bien por impulsos que le trae su día. Así es animada a organizar espiritualmente su vida, pensar positivamente y ser desinteresada.
De esta manera las energías en el ser humano pueden ser armonizadas para estar en condiciones de comunicarse nuevamente con las energías eternas, cósmicas y armoniosas. La comunicación con las fuerzas cósmicas armoniosas produce tanto en el ser humano como en la Tierra paz, armonía y amor.
Quien no vive en unidad con Dios está en la ley de causa y efecto, donde creará siempre nuevas causas hasta que despierte en el Espíritu y siga las leyes de la paz, armonía y amor.
Las consecuencias que siguen a las causas creadas por los hombres son enfermedades, golpes del destino, necesidades y preocupaciones. La persona vive tanto tiempo en este círculo vicioso hasta que reconoce que es un ser cósmico que pertenece a la unidad divina.