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Domingo 15 de septiembre de 2013

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Revista Dominical

Guardianes de la Memoria: Diccionario de archivistas

15 sep 2013

Por: Luis Oporto Ordóñez

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Luego de siete años de investigación, se ha publicado una de las obras de archivística más importantes de los últimos tiempos: Guardianes de la Memoria: Diccionario Biográfico de Archivistas de Bolivia, que recoge, en 812 entradas, las semblanzas biográficas de archivistas y personalidades que han aportado al desarrollo de los archivos, de todas las épocas, desde el Tahuantinsuyo al actual Estado Plurinacional.

La trayectoria de aquellos hombres y mujeres está sintetizada en este Diccionario, que abarca 187 años de historia republicana y, en gruesas pinceladas, la época prehispánica y colonial hasta nuestros días. Contiene información sobre los más importantes archivos históricos de nuestro país, así como las acciones más descollantes de la praxis archivística universal y nacional, tales como la Declaración Universal de los Archivos, la Carta Interamericana de Archivos, la Declaración de Principios del Archivista Boliviano, el Código de Ética del Archivista.

Un Diccionario es una obra que requiere la participación de una especie de ejército de investigadores y demanda años de recolección de datos, que tienen que ser compulsados y contrastados. Efectivamente, el Diccionario de Archivistas de Bolivia, fue elaborado pacientemente por largos años como parte de las labores de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional, esfuerzo que no habría culminado exitosamente sin el concurso decidido de los archivistas de Bolivia y de otros países, que generosamente enviaron sus referencias y también compartieron sus experiencias y trayectorias personales en beneficio de los archivos bolivianos. Nuestro reconocimiento y agradecimiento profundo a todos ellos, así como a la valiosa colaboración directa y militante de quienes en realidad son los coautores de este trabajo, por una parte, Carola Campos Lora y Edgar “Huracán” Ramírez Santiesteban, del Sistema de Archivo de la Corporación Minera de Bolivia, y por otra, de Gonzalo Molina Echeverría, infatigable investigador de la Archivística boliviana.

Un puñado de intelectuales bolivianos, ya sea por nacimiento o naturalización, han volcado sus esfuerzos a construir diccionarios de personalidades y personajes de la historia boliviana, esfuerzo colectivo que indagó en diversas áreas del conocimiento, en la selección y estudio de los personajes biografiados.

Moisés Azcarrunz Peláez publicó una selección de Hombres célebres de Bolivia (1920), Ricardo Alarcón, sus “Apuntes para un diccionario biográfico boliviano, 1825-1915”, publicado en Bolivia en el primer centenario de la Independencia (1925). Luego hay un enorme vacío hasta la obra de Arturo Costa de la Torre: Catálogo de la bibliografía boliviana, 1900-1963 (1968). José Roberto Arze, en su Diccionario biográfico boliviano, se ocupa de las Figuras bolivianas en las ciencias sociales (1984); Eclesiásticas (1985); Geógrafos, exploradores y científicos (1987), Historiadores y cronistas (1989) y Figuras centrales en la historia de Bolivia en las épocas de la Independencia y República (1991). Por su parte, Guillermo Lora ofrece una visión política en su Diccionario político, histórico, cultural de Bolivia (2002). Josep Barnadas es autor de un enciclopédico Diccionario histórico de Bolivia (2002); Julio Díaz Arguedas de Los generales de Bolivia. Rasgos biográficos, 1825-1925 (1929); Elsa Paredes escribió el Diccionario biográfico de la mujer boliviana (1965) y Manuel Frontaura y Julio Díaz Arguedas, cada cual por su lado, se ocuparon de los Expedicionarios, descubridores y exploradores de Bolivia (1971). Carlos Castro recogió información biográfica de los Presidentes de la Corte Suprema de Justicia de Bolivia (1989), actualizada por Guadalupe Amusquivar hasta el 2007 (2009). Elías Blanco Mamani aportó con su obra de conjunto sobre personalidades nacionales (Paceños, Cruceños, Potosinos, Cochabambinos, Tarijeños, Benianos, Orureños, en la Cultura Boliviana) y extranjeras (Chilenos, Alemanes y Argentinos en la Cultura Boliviana), escritores y poetas nativos (Enciclopedia de autores; Novelistas, Poetas bolivianos y 200 poetas paceños) habiendo publicado hasta hoy 14 tomos.

El libro cubre el proceso histórico boliviano desde la era prehispánica hasta el presente. Se identificó a uno de los Quipucamayoc más célebres del Cusco, Catari “El Viejo”, nacido en Cochabamba. En la colonia el escribano Pedro de Azebedo acompañó al capitán Alonso de Mendoza en la fundación de La Paz; la hazaña archivística del Virrey Francisco de Toledo que dicta, en la ciudad de La Plata, la primera ordenanza que instruye el establecimiento de los Archivos de Cabildo en toda la jurisdicción del Perú.

Durante las sublevaciones indígenas de 1780 surgen los nombres del Rey Chiquito y Bonifacio Chuimamani, escribanos de Túpac Katari, Bartolina Sisa y Gregoria Apaza. En la guerra de la Independencia, la hazaña del escribano Manuel Cáceres quien comanda tropas indígenas, pero sobre una milicia de escribanos. Aparece la primera mujer archivista, Manuelita Sáenz, responsable con grado de húsar del archivo particular del General Simón Bolívar; por su parte Francisco O’Leary, custodió los archivos de campaña del Ejército Unido Libertador, publicado en 28 tomos.

En la República (siglo XIX), surge la egregia figura de Gabriel René Moreno, que realiza el salvamento de los archivos de la Real Audiencia de Charcas, del Archivo de Moxos y Chiquitos y elabora sus siete puntos para la creación del Archivo General de la Nación.

El siglo XX está dominado por la monumental obra de Gunnar Mendoza, que desde el Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia, en Sucre, ha señalado las directrices y secundado la organización del Archivo Histórico de Potosí (Casa Nacional de Moneda), junto Armando Alba, Mario Chacón y Guillermo Ovando Sanz, y coadyuvado altamente al desarrollo de la Archivística Boliviana, contribuyendo en teoría y metodología, organización de reuniones de Archivos, disposiciones legales, difusión de fuentes documentales. Por su parte Alberto Crespo, en La Paz, con el apoyo de la Carrera de Historia de la UMSA ha organizado el Archivo de La Paz.

Entre las figuras orureñas destacan: Maruja Aguilar Zeballos (encargada de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Casa de la Cultura-Gobierno Municipal), Damián Ayma Zepita (fotógrafo rural trajinante cuyos archivos fueron adquiridos por el Museo Nacional de Etnografía y Folklore), Marcos Beltrán Ávila (historiador, escritor, quien realizó trabajos de compilación en archivos de España y Argentina), Elvira Cárdenas (archivista), Ramiro Condarco Morales (historiador, conoció el archivo del presidente José Manuel Pando), Zenón Dalence (médico, historiador; organizó el Cuerpo de Ambulancias del Ejército en la Guerra del Pacífico. En cada Ambulancia existían artesanos escribientes, siendo el principal de la Mayoría de Plaza que formaba parte de la Plana Mayor, responsable de llevar la correspondencia y custodiar el Archivo de las Ambulancias), León M. Loza (abogado, historiador, papelista, periodista), Evo Morales Ayma (Presidente de Bolivia; entre 2006 y 2012 promulgó 71 leyes referidas al Patrimonio Cultural, y el fomento del turismo, y tres de archivos históricos), Josermo Murillo Vacareza (doctor en Filosofía y Letras, historiador, docente), Eduardo Ocampo Moscoso (periodista, profesor, escritor; fue director del Archivo Histórico Municipal de Cochabamba), Guillermo Ovando Sanz (historiador), Carlos Portillo (fotógrafo), Juan Siles Guevara (historiador, bibliógrafo), José Santos Vargas Medrano (guerrillero-historiador en la guerrilla de Ayopaya durante la Independencia; llevó un diario singular, 1814-1825, declarado en el 2009 por la Unesco Memoria del Mundo).

En el ámbito académico, las Carreras de Historia y Bibliotecología de la UMSA han formado una generación de archivistas, muchos becados a los cursos de Madrid (España) y Córdoba (Argentina). Varios historiadores y profesionales archivistas ocupan cargos de dirección en importantes repositorios e instituciones.

Confieso que fue tarea compleja identificar a los trabajadores de archivos marginados en el recuento histórico, considerados meros individuos y, por ello, irrelevantes, lo que explica su ausencia generalizada en la historia nacional. Ante ese vacío, el Diccionario biográfico de archivistas de Bolivia tiene el propósito de recuperar tanto los aportes de célebres archivistas como el de simples trabajadores de archivo -hombres y mujeres- injustamente invisibilizados. En su visión incluyente registra a los extranjeros que han aportado -y aún lo hacen- al desarrollo archivístico de Bolivia. En esa misma línea, un funcionario que ha entregado su vida en custodiar un archivo es digno, también, de figurar en nuestro Diccionario.

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