Jueves 12 de septiembre de 2013
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Las baterías más conocidas como pilas, conforme avanza la evolución tecnológica, son de bastante utilidad para un sinfín de actividades, pero también su uso masivo potencia el riesgo contaminante originado en sus componentes químicos.
El problema para el medio ambiente comienza el momento que las baterías son depositadas en la basura y más aún cuando su destino final son los rellenos sanitarios o botaderos, donde los químicos al ingresar en contacto con otras sustancias comienzan a dañar el agua y la tierra.
El mercado nos ofrece tres opciones de pilas o baterías que son las comunes, las alcalinas y las recargables, pero ni siquiera éstas últimas son una garantía para el medio ambiente, pero si posibilitan la reducción del uso de las otras dos. Son algo más caras, pero a la larga representan un ahorro económico y a la vez el daño a la naturaleza se cuantifica en menor proporción
El mayor componente contaminante de las pilas o baterías es el mercurio, que podría representar hasta el 50 % de su peso y cuando van a parar a la basura junto con el resto de los desechos y a pesar de estar descargadas, seguirán descargando ese mineral a su alrededor, de manera que la posibilidad de ingesta de mercurio no es un mal lejano con los consecuentes daños cerebrales, en los riñones y en la función motora.
Fuente: LA PATRIA