Se trata de un problema más bien de orden multinacional y no simplemente sectorial, pues un estudio realizado en varios países del continente latinoamericano refleja que en la mayoría de estos países se confrontan muy serios problemas al momento de contratar el personal adecuado para variedad de actividades especialmente técnicas.
No se trata de la búsqueda específica de profesionales, pues ese es otro rubro en el que también hay déficit en ciertas ramas y exceso de titulados en otras, lo que significa una falla atribuible al sistema universitario que no tiene adecuados estudios del mercado laboral regional y de las necesidades de cierto tipo de trabajadores en áreas específicas.
Los estudios realizados en la Unidad de Mercado Laboral y Seguridad Social del BID y la empresa multinacional Manpower, señala que 71 % de empresas en Brasil, 47 % en Panamá, algo más del 40 % en México, Argentina y Perú en el mismo rango estarían otros países entre esos Bolivia que tienen problemas para contratar a trabajadores con las especialidades que son requeridas.
La evidencia del estudio refleja que la formación que reciben los futuros profesionales y trabajadores no se ajusta a los requerimientos específicos de los proyectos y las empresas que ejecutan los mismos. Este hecho motivó justamente la urgencia de establecer las debilidades, que son más y las fortalezas que rigen en modelos de formación de personal laboral en cada país y de manera especial en el nuestro.
Se ha observado que por periodos, eso significa varios años, universidades públicas y también las privadas han puesto en oferta carreras de avanzada en ciertas ramas consideradas de moda, sin que las mismas signifiquen una solución a la demanda de técnicos o ingenieros, por ejemplo especializados en minería y metalurgia, considerando que hay un déficit en el sector justamente para cubrir la demanda sectorial en función al futuro de tal actividad.
Se ha saturado el mercado de muchos licenciados que pasan a doctores en leyes y medicina, como ha crecido la oferta de comunicadores, cuando la demanda es absolutamente restrictiva, es lo que no sucede en otros países donde la aplicación de las “mallas curriculares” responden a las exigencias prácticas de cada país y óptimamente a las de cada región, en cada caso la diversidad de opciones obliga a cubrir los mercados con excelencia de los trabajadores adecuadamente preparados y los profesionales especializados que cubren las falencias laborales en función a necesidades estructurales y no a las corrientes del “facilismo” que deja enormes brechas en la competitividad y la eficiencia laboral.
En el tiempo presente las competencias laborales obligan a establecer una serie de prioridades en la formación y tecnificación de personal que pueda satisfacer las necesidades del sector productivo, de modo que la fuerza de trabajo pueda distribuirse adecuadamente en los sectores de mayor demanda especializada, es decir que los “doctores” no se conviertan en transportistas o comerciantes y que más bien el nuevo contingente de la fuerza laboral en el país encuentre ubicación apropiada a los fines de servicio y beneficio del desarrollo nacional y particularmente regional.
Hay que tomar decisiones estructurales, responsabilidad que compete de manera concreta al sistema universitario en su generalidad. Se necesita un sistema de educación media y superior que elimine la saturación en ciertas ramas y abra el verdadero mercado, práctico y efectivo, para mejorar el amplio mercado laboral que complemente los proyectos productivos del país.
Fuente: LA PATRIA
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