Si se toca el sensible tema del contrabando a nivel general, posiblemente se haya disminuido el porcentaje a nivel nacional en alguna proporción, debido a la implementación de ciertas medidas que aplicadas en frontera permiten a un sector de comerciantes “legalizar” su mercadería pagando los tributos que corresponden y evitando de tal modo su decomiso que puede convertirse en una pérdida para el comerciante.
Pese a las alternativas que plantea la Aduana por supuesto que existen los contrabandistas radicales, esos que se resisten a cumplir las disposiciones legales y prefieren eludir los puestos de control aún arriesgando fuertes capitales si su millonaria mercadería cae en alguna redada del COA, situación en la que no se presentan alternativas de recuperación de lo incautado.
Las condiciones de control aduanero si bien no se amplían como sería lo deseable por falta de personal y medios especialmente, hay sectores en nuestra amplia frontera, particularmente en la que nos separa de Chile y en otra parte del Perú, donde las actividades del contrabando persisten de manera rutinaria, inclusive con un doble sentido del delito, es decir que salen cierto tipo de productos de nuestro país hacia destinos vecinos y llegan por la misma ruta impresionantes embarques de toda suerte de productos.
Las autoridades militares cumpliendo algunas de sus específicas funciones ejercen un adecuado control en ciertos tramos de la extensa frontera y han logrado resultados positivos con la incautación de muchos vehículos “chutos” los indocumentados que siguen transitando por nuestra agreste geografía. Un reciente informe castrense señala que en agosto disminuyó ostensiblemente la presencia de coches ilegales. Hay varias razones para esa situación, como los festejos “patronales” que ocupan a los contrabandistas e interrumpen su trabajo.
La situación es peculiar de la temporada, pasadas las fiestas quienes se ocupan del contrabando ya estarán activando sus métodos y buscando nuevas rutas para burlar la vigilancia militar y policial alcanzando destino en las ciudades del país donde la mercadería de contrabando sigue siendo el gran negocio de un sector que maneja mucho capital y provee una insólita cantidad de mercadería desde la más costosa de la línea blanca, artefactos electrónicos de última generación, ropa nueva y también usada que sigue siendo parte de los bazares o galerías del contrabando y los mimetizados puestos de las ferias en los mercados locales.
La realidad está en las calles de la ciudad, en el enorme comercio informal que abarca centenares de puestos, donde propiamente el control es simplemente imposible de aplicarlo, puesto que la vigencia del sistema ha tomado posesión de espacios que entre otras cosas parecerían propiedad de los comerciantes cuando en realidad son de dominio público y control municipal.
La lucha contra el contrabando debe mantenerse, pero asumiendo claramente que se necesita de mayores elementos para mejorar la acción del COA, la participación de efectivos militares y por supuesto en las ciudades el control del Servicio de Impuestos detectando más contrabandistas y más depósitos de mercadería ilegal. Posiblemente entonces se pueda asegurar que hay una reducción del contrabando.
Fuente: LA PATRIA
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