Está claro que el peatón, o sea el ciudadano común y de a pie, tiene un solo día al año que puede utilizar las calles de su ciudad a su antojo, se estableció por la Ley 150 que el primer domingo de septiembre sirva para dar cierta libertad al peatón suspendiendo la circulación de todo tipo de motorizados, aunque por lo que veremos, tampoco es un día de complacencia generalizada.
El objeto de ésta medida que nació en Cochabamba, según se dice, tiene por objeto incentivar la práctica deportiva y actividades lúdicas en las calles, pero se trata principalmente de alcanzar cierto grado de descontaminación del aire sin la presencia de motorizados.
La desproporción en la intención es inmensa, la contaminación de 364 días imposible que se limpie con un día de ausencia de motorizados, además que la presencia de basurales, igualmente contaminantes, persisten inclusive en el Día del Peatón, por tanto el sentido de la Ley no alcanza a cubrir su objetivo central ni por aproximación.
Aparte de lo que pueda significar ese día para muchas personas, no hay que olvidar que enormes contingentes de ciudadanos protestan por las limitaciones a sus derechos y sus libertades de libre tránsito y cumplimiento de actividades mayormente comerciales. Mucha gente vive al día y uno sólo sin trabajar le ocasiona problemas.
Puede hablarse de que se trata de un solo día al año, es evidente, pero el ciudadano común analiza fríamente el asunto y concluye en señalar que ese día no repara en absoluto el daño de la constante contaminación, el atentado al medio ambiente y la salud ciudadana que debería ser defendida con toda una suerte de medidas que se cumplan todos los días del año.
Es necesario poner a prueba el ingenio, la capacidad y voluntad de autoridades directamente responsables de elaborar normas a favor de la ciudadanía, son los miembros de los Concejos Municipales que necesariamente tendrían que redactar normas concretas para descongestionar ciertas zonas caóticas de las ciudades donde se concentran los motorizados contaminando el ambiente, tendría que existir fuertes sanciones para malos ciudadanos que dejan la basura en cualquier parte y ensucian la ciudad atentando contra la salud de la población, debe disponerse tareas permanentes de limpieza de cloacas y bocatormentas de donde emanan pestilentes olores, debe fijarse horarios muy especiales para barrer las calles y hasta para lavarlas.
Para que los ciudadanos se sientan seguros para la práctica deportiva junto a los niños, debe crearse espacios apropiados en parques de cada ciudad donde se evite el tránsito de motorizados y se garantice la presencia de gente deseosa de disfrutar de aire y espacio libre.
El peatón necesita mucho más; que los comerciantes les devuelvan las aceras para su tránsito seguro, que los paros, manifestaciones u otro tipo de protestas no obliguen a las personas a largas caminatas forzosas y obligadas, a que todos los motorizados ofrezcan garantías en la prestación de servicios con seguridad y comodidad, además cumpliendo normas técnicas para evitar la emanación de gases tóxicos que contaminan todas las calles.
Como se puede observar el peatón es el sujeto más importante de la colectividad y merece absoluto respeto a partir de normas que deben ser elaboradas y puestas en ejecución para rodear al personaje central del compromiso, hombre, mujer, jóvenes, adultos o niños de las mayores atenciones todos los días del año.
Fuente: LA PATRIA
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