El narcotráfico crece y los riesgos aumentan

El tráfico de drogas por Oruro, considerada ciudad puente del narcotráfico, va en aumento y la última detención de siete súbditos colombianos debe poner en alerta a las autoridades, puesto que es un buen indicio para establecer si en nuestra región opera una red o cártel de narcotraficantes o por el contrario resultan ser traficantes que buscan reponer una antigua forma de transportar cocaína a Chile con destino a Europa.

La detención de siete colombianos, ahora recluidos en la penitenciaría de “San Pedro” por transportar 15 kilos y 700 gramos de cocaína a Chile, es un hecho inusual, puesto que los extranjeros siempre se protegen y por lo general utilizan “mulas” para enviar la droga. El caso amerita una investigación especial para conocer detalles del modus operandi que tienen los traficantes, sus enlaces y hasta la procedencia del clorhidrato de cocaína que tenían en su poder.

Si bien la nacionalización de la lucha antidrogas fue un acierto, como califica el Presidente Evo Morales, habrá que ponerle una mirada seria al occidente del país, porque los medios con que cuenta la Felcn son limitados y los efectivos antinarcóticos tienen que realizar grandes esfuerzos para mantener el control y vigilancia, ya que no cuentan con el apoyo de la NAS, Agencia de Inteligencia del Departamento Estadounidense Antidrogas (DEA), que operaba hasta la pasada gestión en Bolivia.

La lucha contra las drogas y el contrabando resultan ser desiguales para los funcionarios antidrogas y de la Aduana Nacional, frente al uso de moderna tecnología y medios con que disponen los narcotraficantes y contrabandistas, que operan para llegar con la venta de la cocaína a Chile donde se genera un trueque o intercambio con mercaderías como forma de “blanquear” los ingresos provenientes del narcotráfico, al margen del lavado o blanqueo que realizan en algunas inversiones, para construir edificios y comprar inmuebles que provoca incluso el encarecimiento del precio de las viviendas en Oruro, por un aumento desmedido de la demanda con grandes ofertas.

Si tomamos como referencia el resultado de la lucha antidrogas en las tareas de interdicción hasta el mes de agosto, las cifras motivan preocupación porque se logró secuestrar cerca de 12 toneladas de pasta base de cocaína, cerca a 800 kilos de clorhidrato de cocaína y más de 65 toneladas de marihuana, totalizando más de 78 toneladas de droga que circulaba en el país entre enero y agosto de la presente gestión.

Se logró además destruir 30 laboratorios de cristalización de cocaína y otros 20 laboratorios donde se realizaba el reciclaje de la droga, sumando a 2.732 las fábricas de cocaína destruidas que dio como resultado la aprehensión de 2.826 personas. Estas cifras que son resultado de casi 8.000 operativos en el país muestra que hay una lucha efectiva pero asimismo un incremento del narcotráfico y con mayor preocupación por la presencia de extranjeros que recorren nuestro país llevando la droga.

No debemos olvidar que la población de Challapata, distante a 180 kilómetros de nuestra capital en la ruta a Potosí, hace poco tiempo se convirtió en zona roja del narcotráfico y contrabando de automotores, donde imperaba la ley del más fuerte y las fuerzas militares debieron intervenir luego que los efectivos policiales fueron rebasados por los contrabandistas y narcotraficantes, que en su mayoría eran de nacionalidad chilena y peruana que realizaban a plena luz del día el trueque de vehículos “chutos” indocumentados por cocaína internada del Perú.

El negocio se convirtió en algo cotidiano y operaban redes de ladrones de automotores en Chile para entregar al mejor postor a cambio de kilos de cocaína y estos motorizados eran internados al país y algunos trasportados a países vecinos. Esa ilícita actividad provocó serios problemas y la participación de las autoridades militares en la lucha contra el contrabando de vehículos indocumentados fue efectiva, puesto que se logró incautar cientos y miles de motorizados, muchos de ellos entregados a instituciones del Estado para su uso en tareas oficiales.

De estos motorizados todavía algunos se encuentran en recintos militares y serán seguramente rematados o entregados a las autoridades de bienes incautados, para ver el destino que se asignará. Esa es una muestra de una buena acción en defensa de la legalidad, pero no habrá que descuidar las tareas de vigilancia y control antidrogas para evitar que nuevamente súbditos extranjeros aparezcan operando en Bolivia, con más frecuencia en Oruro, puesto que las condiciones de la amplia frontera boliviano-chilena permite el fácil acceso de los narcos a Chile y la internación de grandes volúmenes de mercadería de contrabando a nuestro país.

La lucha antidrogas debe continuar y se tienen que cumplir los objetivos y metas fijadas para evitar que este flagelo perjudique a los jóvenes que en la actualidad también deberían tener un control especial por el excesivo consumo de alcohol, debido a la proliferación de bares, cantinas y pubs, donde la venta de bebidas alcohólicas es indiscriminada al igual que en algunas licoreras, donde se reúnen adolescentes para consumir bebidas de mala calidad en gran cantidad. Ojalá las autoridades correspondientes pongan freno y atajo a esta venta indiscriminada de bebidas alcohólicas y se sancione a los responsables de los locales nocturnos, porque el consumo de alcohol es el primer paso para el consumo de drogas.

(*) Periodista

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