Loading...
Invitado


Domingo 01 de septiembre de 2013

Portada Principal
Cultural El Duende

“Ha muerto José, Saramago está vivo”

01 sep 2013

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

En Buenos Aires, el periodista Horacio Bilbao, entrevistó a Pilar del Río, compañera y traductora del Nobel portugués José Saramago y presidenta de la Fundación que lleva el nombre del desaparecido autor. He aquí un extracto de lo que conversaron, poco antes del estreno del documental José y Pilar, dirigido por el portugués Miguel GonçalvesMendes.

–“El evangelio” está en etapa de guión, este documental ha competido por un Oscar y ya se hizo “Ensayo sobre la ceguera”, ¿el cine prolonga la obra de Saramago? ¿Le interesa esa extensión?

–Siempre que las películas que se hagan sobre la obra de Saramago y no intenten ser fieles. Saramago no quería que sus libros fueran al cine. Pero se dio, por cuestiones de amistad primero. Luego Fernando Meirelles hizo Ensayo sobre la ceguera. Allí Saramago se emocionó. Ahora llega El hombre duplicado, que se presenta en el festival de San Sebastián.

–En “Año de la muerte de Ricardo Reis” Saramago escribe que ninguna persona está muerta sino 9 meses después de morir, ¿es cierto que abrió la Fundación a los nueve meses exactos de su muerte?

–Mi casa de Lanzarote abrió como Fundación y como biblioteca pública, por la que ciertamente pasan muchos argentinos, a los 9 meses de la muerte de José. Lo hicimos para demostrar que no es cierto que nueve meses dure el olvido. Te moriste hace 9 meses pero vas a seguir siendo visitado por esta gente que viene a tu casa.

–¿Y qué impacto ha tenido en su obra el hecho de que ya no esté? Algunos autores se potencian, otros pasan al olvido, o se vuelven mito…

–Para la mayor parte de sus lectores y lectoras activos, Saramago no ha muerto. Ellos mantienen esa relación con un autor que les habla de los grandes temas de hoy con una belleza inconmensurable. Ensayo sobre la lucidez es hoy el libro más interesante que se pueda leer. Saramago no ha muerto, para algunas personas que formábamos parte de su círculo íntimo, ha muerto José. Pero eso forma parte de nuestras vidas privadas.

–¿Cuál es la clave de esa inmortalidad?

–Su capacidad de anticipación, algo que sólo los necios pueden negar.

–¿Qué explicaría esa necedad, quiénes son los necios?

–Hay muchos necios fomentados. En la vida, en el poder. Principalmente los que nos han dicho que tenemos que ser no ciudadanos sino consumidores. Eso lo dice el poder en el mundo, y frente a eso hubo un señor que escribió Ensayo sobre la lucidez. Pido que lo lean, vayan a la biblioteca pública.

–¿Qué hechos de los actuales hubieran disparado las reflexiones de Saramago?

–Saramago no se dejaba llevar por los acontecimientos. Reflexionaba sobre el lugar de la ética y escribía Ensayo sobre la ceguera, veía la fuerza de la gente y escribía Ensayo sobre la lucidez. Veía las ansias de la gente de no morirse y escribía Intermitencias de la muerte, o Caín, cuando decía: no puede ser que la religión marque así nuestras vidas. Una cosa es el sentimiento religioso, respetable, y otra es el poder de una confesión, de una iglesia, eso no lo aceptaba. Ahora, no hay sucesos puntuales que a Saramago lo lleven a escribir una novela. Son todas reflexiones sobre la condición humana.

–¿Usted, con el paso del tiempo, siente que resignó alguna ambición o deseo personal por cuidar la obra de Saramago?

–Veo a muchos profesores en el mundo que le dedican su vida a un libro o a un autor a quien no conocen. Qué suerte he tenido yo de poder dedicarle la vida entera y tener su correspondencia. Todos nosotros renunciamos a cosas cuando optamos por otras. Y yo he dejado de ser periodista, y me hubiera gustado serlo incluso más en este momento.

–Es curioso, justo ahora que los medios afrontan grandes crisis. ¿Por qué?

–Por eso mismo. Hay mucho servilismo en el periodismo. En Europa, al menos, han logrado eso. De la crisis se sale contando la crisis, y no puestos al servicio de unos u otros, de los estados dóciles, o serviles al poder económico.

–La suya es una sentencia al estilo Saramago, cuyos libros ofrecían una visión y una reflexión sobre las relaciones de poder.

–Absolutamente.

–¿El hecho de haber publicado tarde, ya maduro, tiene que ver con ese camino de reflexión del que hablábamos antes?

–A eso lo desmiente Claraboya, su primer libro, que escribió a los veintitantos años. Allí ya estaba el germen de su obra, pero no se lo quisieron publicar. ¿Iban a publicar un texto que hablaba de lesbianismo en un ambiente de dictadura? ¿Dejarían que se cuestionara la familia, la pareja? No fue un escritor tardío, no lo publicaban.

–¿Y por qué Saramago no publicó “Claraboya” en vida, cuando ya era un autor famoso?

–Simplemente porque cada año tenía un libro nuevo. Y dile tú a las editoriales que le vas a meter dos libros en un año. Saramago producía mucho. Estaba escribiendo El evangelio cuando apareció Claraboya, el manuscrito que estaba perdido. ¿En qué momento lo publicaba sin producir confusión en los lectores? Todavía no estaba allí el estilo Saramago, pero es un libro maravilloso.

–¿Cuál es la función de estos homenajes, por qué estamos aquí?

–Los lectores necesitan encontrase con sus autores cuando sus autores son unos clásicos que ellos han visto nacer, crecer, y han asistido a sus obras. Estamos aquí no porque José Saramago este muerto, sino porque los lectores necesitamos reencontrarnos y saber que si estamos vivos y que podemos seguir leyendo sus obras. Así que, no llores por mí Argentina.

Horacio Bilbao

Tomado de revista Ñ

Para tus amigos: