Por: Isaac Bigio - Desde Londres, especial para LA PATRIA
Esta es la última película de James Cameron, tal vez el director más taquillero que hay. A diferencia de Viaje a las galaxias y otras series de ciencia ficción que se basan en extraterrestres que no son más que humanos maquillados, Avatar presenta todo un ecosistema muy elaborado y diferente que puede tener bases reales.
El filme se da en la supuesta luna de Pandora, la misma que orbita un planeta gigante de gas de uno de los sistemas solares de la galaxia Alfa Centauro (la más cercana a la nuestra, a 4-5 años luz de distancia). La ciencia admite posibilidades para que una luna que contenga vida sofisticada pueda existir en dicha parte del cosmos.
Pandora tiene una atmósfera tóxica para los humanos, pero que ha alentado una flora y fauna sui géneris, donde un elemento común es que todos son bioluminosos. Ese mundo está tupido con una densa selva cuya extensión y árboles son varias veces mayores a las del Amazonas.
La presencia de un metal ("unobtainium") que levita produce la existencia de montañas flotantes y también el arribo de una corporación terrícola que desea relocalizar a los nativos para extraer dicho recurso.
Casi todos los animales tienen 4 ojos, 6 extremidades (los que vuelan lo hacen con 4 alas), un esqueleto reforzado con fibra natural de carbón y 2 "trompas" que tienen nervios que les permiten conectarse con los únicos seres bipedales: los na’vi.
En vez de presentarnos a una civilización tecnificada basada en enanos verdes con grandes cerebros, los na’vi son esbeltos "salvajes" azules de 3 metros de altura, cabeza relativamente chica, extensa cola, rasgos de felinos y lémures y que viven en clanes neolíticos de cazadores y recolectores. Ellos, a su vez, tienen en su nuca una "trenza" que les permite "enchufar" sus nervios con plantas o con los animales que montan para cabalgar o volar.
Un mensaje subyacente del filme es el "antiimperialismo pro ecológico", la crítica a quienes apuestan por invasiones militares ultrasofisticadas y la revalorización de tribus nativas.
Mientras los pueblos amerindios sucumbieron ante los conquistadores europeos, los na’vi, aún más primitivos que los incas o aztecas, derrotan a la súper tecnología del siglo XXIII. Esto, porque Pandora, a diferencia de la "Madre Tierra", sí es capaz de autodefenderse y ordenar a todas sus criaturas (con quienes tiene conexiones mediante raíces, lianas y nervios) para que logren aplastar a los sucesores del Pentágono.
(*) Investigador y profesor y especialista en Bolivia en la LSE
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