Viernes 22 de enero de 2010
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Si los rituales cumplidos en la Pirámide de Akapana, en el centro ceremonial de Tiahuanacu, cumplen el objetivo de concentrar las fuerzas de todas las regiones para consolidar la unidad de los bolivianos, es un hecho importante que abre esperanzas en la comunidad nacional para avanzar de manera positiva en una segunda gestión del Presidente Evo Morales.
Durante el desarrollo de los ritos programados el Mandatario realizó un paseo por sitios elegidos en las ruinas precolombinas, lo que según los amautas debe transformarse en la irradiación de sabiduría para el elegido de la ceremonia, en este caso el Presidente que dotado de los poderes de la “Madre Tierra” puede alcanzar también ese proceso de manejar la nave del Estado con un sentido de equidad y justicia, entendiendo que la democracia es un atributo que obliga a respetar todas las corrientes que convergen políticamente en una nación en la que sea posible convivir armoniosamente y encontrar sabias soluciones a los problemas que son parte ineludible de un proceso gubernamental.
Pero es más, el ceremonial andino permitió al Jefe de Estado solicitar una dosis de racionalidad, un elemento necesario para entender al pueblo en su conjunto, a los seguidores partidarios y a los calificados como opositores. Se trata de que exista una armonía racional para hacer posible un equilibrio de las fuerzas políticas, única manera de entendimiento entre hermanos, todos con la ansiedad de encontrar mejores condiciones de vida.
Fuente: LA PATRIA