A 480 años de la muerte del último Rey de los Incas
29 ago 2013
Por Emiliano Herrera Atora
Al recordar los 480 años de la muerte del último Rey de los Incas Atahuallpa, bueno será señalar cómo acontecieron los hechos en aquel entonces, cuando justamente un 29 de agosto de 1533, después de 9 meses de encierro injustificado, muere bárbaramente ejecutado el más grande e insigne oponente de la Conquista Española.
En efecto, descubierto América, después de 40 años aproximadamente se produce un hecho sin paralelo en la historia de la humanidad, el cual es la Conquista y sometimiento del grande Tawantinsuyu, por un grupo desalmado, sedientos de oro y sangre, por tanto, no vacilaron en nada ni en nadie para asaltar, violar y matar a diestra y siniestra a los legítimos habitantes de Tawantinsuyu. Y así fue, un grupo de gente de mala fe hizo una empresa de asesinos de reyes, despojo, asalto y robo de tesoros; violación de princesas, estupro de vírgenes reclusas. Este grupo de conquistadores estaba conformado por dos expósitos, hijos del arroyo, analfabetos ambos y un cura de aldea hijo de la más desalmada codicia y plutolatría.
Estos tres personajes en fecha 10 de marzo de 1526 años en la ciudad de Panamá, formaron la Empresa de Conquista del Perú, Francisco Pizarro y Diego de Almagro aportaban "su" valor personal y el cura Hernando de Luque 20 mil pesos en barras de oro. Conformada así la Empresa de Conquista, se procedió después de seis años de aquel entonces, a la Conquista del magnífico Tawantinsuyu.
Entonces, el sometimiento del imperio y por ende del Inca Atahuallpa, Emperador, Rey de Tawantinsuyu tuvo lugar en Cajamarca (Perú) aquel sábado 16 de noviembre de 1532, día en que fue capturado y hecho prisionero, el gran Inca. Aquel día los cadáveres de masas indias llenaban las calles y la enorme plaza de Cajamarca. Y ni un español había muerto, porque por orden de inca los indios no llevaron armas.
Pizarro que quería el oro y el Perú; por consiguiente debía asesinar al Inca y así lo hizo, después de haberlo tenido 9 meses en prisión. Acusa al regio prisionero de estar preparando una conspiración, instaura un proceso; el tribunal se forma con los mismos acusadores.
Lo increíble, el intérprete Felipillo, primer rufián indio que se pone al servicio del conquistador. El primer sacrílego que irrumpe la casa de tas vírgenes escogidas y viola a las sagradas Ñustas, es el enemigo jurado del Inca. El proceso se inicia a horas nueve de la mañana y a las ocho de la noche Atahuallpa ya había sido ejecutado. En horas se recibe indagatoria, confesión, pruebas de cargo y descargo, requerimiento fiscal, alegato de la defensa, sentencia y ejecución; se hace todo esto en menos de un día. La pena de ser quemado vivo, se le conmuta por la del garrote u horca. El inca muere con un solemne desprecio para sus asesinos; los culpables desde entonces hasta el presente reputan tal gesto. Vale decir gentes de mal vivir y actuar.
Atahuallpa, como Sócrates y como Jesús, llegó a pronunciar a la hora de su muerte estas palabras: "Qué he hecho yo y qué han hecho mis hijos para merecer tal suerte? ¿Qué hemos hecho para merecer de tus manos -le dijo a Pizarro- la pena de muerte, cuando tú no has encontrado más que amistad y afecto de mi pueblo?, cuando he repartido entre los tuyos, mis tesoros de dos habitaciones llenas de oro y plata, ¿dónde está mi culpa? ¿Y si no la tengo por qué me condenas?"
Pizarro, alma de puerco, no pudo contestar nada. Se concretó a hacer cumplir la sentencia, que él mismo en persona había dictado. De esta manera, un 29 de agosto de 1533, el recio Inca Atahuallpa es ejecutado por Pizarro y compañía en Cajamarca.
La historia humana, no registra página más negra que la Conquista del Perú de los Incas.
(*) Profesor del Liceo Oruro Secundario
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