Cuando se habla de la habilitación de vías camineras o la construcción de carreteras en Oruro, el tema genera inmediata reacción de protesta que se acompaña además con una buena dosis de incertidumbre sobre el futuro del plan de vertebración que una a las poblaciones locales, pero también permita nuestra vinculación con los otros departamentos y lo más importante con otros países a través de la ruta bioceánica.
Se supone que la responsabilidad del plan mayor de carreteras en el país corresponde a la Administradora Boliviana de Caminos, ABC y se supone que sus ejecutivos y sus técnicos tienen una agenda en la que consignan los trabajos que deben ejecutarse en determinados periodos así sea a través de la contratación – vía licitación – de segundas y hasta terceras empresas.
Si bien se menciona que el distrito de Oruro tiene una buena cantidad de vías en “regular estado de conservación”, la realidad luego de realizar algún viaje por el área rural muestra que también “hay muchos caminos en pésimo estado de conservación”.
Lo que llama la atención es que al haberse establecido incumplimiento por parte de algunas empresas, las mismas han retirado equipo y gente, y no pasa nada con el daño ocasionado por demora flagrante y perjuicios a la comunidad, las normas de contrato se vulneran abiertamente y existe complicidad en el trabajo del supervisor de obras, que tampoco apunta en el momento preciso y en el cuaderno de quejas la manifiesta irresponsabilidad de empresas que cobran y no cumplen sus obligaciones.
Ya está demás hacer referencia a la carretera asfaltada Oruro – Pisiga, la que todavía demorará algunos meses más para que se complete un corto tramo de asfalto que permitiría la habilitación del anhelado proyecto que lleva más de medio siglo en proceso de convertirse en parte vital del corredor que unirá los dos océanos por vía terrestre.
Aparte hay varios tramos carreteros inconclusos, otros muchos que no han recibido mantenimiento desde hace mucho tiempo, hay quejas sobre el mal trabajo que hacen empresas contratistas, por ejemplo en el mantenimiento de vías alternas como las necesarias en el tramo Toledo – Kulluri.
Los transportistas denuncian lentitud en los trabajos de la doble Vía Oruro – La Paz y señalan que un viaje que se efectuaba en tres horas ahora se cumple en casi el doble de tiempo porque las empresas encargadas de esa construcción no cumplen normas exigidas para habilitar vías alternas de circulación.
Hay muchos otros tramos carreteros que se han iniciado con fiesta incluida y presencia de autoridades, los trabajos de construcción de tramos cortos pero imprescindibles para favorecer a ganaderos y agricultores, empero a la hora del recuento en el avance de obras, la realidad es de mucha tristeza y de una inevitable bronca contra la ABC, la estatal caminera que no pone orden entre los contratistas de obras, a los que no les faltan pretextos para justificar su irresponsabilidad.
Las fallas que se denuncian no son pocas, como el hecho de comprobarse en un camino el avance físico de poco más del 8 por ciento, pese al cobro de más del 17 por ciento en avance financiero. Irregularidades como las denunciadas son frecuentes en la administración de recursos y obras en carreteras en el caso de Oruro. Esta serie de hechos nos hace pensar que en la agenda de trabajo de la ABC, los caminos de Oruro, están consignados hacia el final, por la XYZ.
Fuente: LA PATRIA
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