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Domingo 25 de agosto de 2013

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Revista Dominical

En el ocaso de la vida

25 ago 2013

Fuente: LA PATRIA

Dedicado con mucho cariño a doña Marujita, exvoluntaria de la Cruz Roja y líder de los clubes de madres, quien en el ocaso de su vida ve más con los ojos del corazón y a pesar de la adversidad sigue ofreciendo su amistad a quienes la conocen • Por: Ximena Miralles Iporre - Directora de LA PATRIA

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El 26 de agosto se recuerda el Día del Adulto Mayor o personas de la tercera edad, en el centro de acogida “Hogar la Sagrada Familia”, de la ciudad de Oruro, Bolivia, se celebra cada año dicho acontecimiento, con una misa de acción de gracias y posteriormente se corona a la “Reina de la Ancianidad”.

Lo cierto es que todos llegaremos a esa etapa de la vida en que nos encontremos en el ocaso de la vida, cuando los signos de lo vivido y de la sabiduría comienzan a reflejarse en el rostro, a través de surcos cada vez más profundos que guardan anécdotas e historias de todo tipo.

Otro rasgo que delata a los adultos mayores es el cabello platinado que algunos se cansan de esconder debajo de tinturas artificiales, pero cada una de esas hebras blanquecinas significan más experiencia y sabiduría.

Muchos comienzan a sentir la merma de sus energías y los achaques, aunque en algunos casos se disimulan, no se dejan esperar, apareciendo indefectiblemente para hacer que nuestro transitar por la vida vaya bajando el ritmo impetuoso de la juventud.

Una triste realidad es que muchos adultos mayores, estando en el ocaso de su vida, están solos y desamparados, se sienten rechazados o simplemente perdieron a sus seres amados, algunos inclusive llegan a morir en soledad y la gente no se da cuenta sino hasta después de varios días.

Es por eso que la labor de las hermanas religiosas que atienden a los ancianos en el “Hogar la Sagrada Familia” es loable e imprescindible en la sociedad orureña y en todas las colectividades donde fijaron la residencia de las casas de acogida para personas de la tercera edad.

Quienes aún tenemos la energía, el ímpetu y el frenesí de la juventud, debemos pensar que un día también llegaremos al ocaso de nuestra vida, por lo que corresponde ser comprensivos y considerados con las personas mayores, a quienes debemos respeto y admiración.

También debemos pensar que si queremos vivir una vejez digna tendremos que cuidar nuestro cuerpo, mente y espíritu para cuando llegue esa etapa de la vida, pero lo más importante es hallar un tiempo para dedicarle a esas personas que se hallan solas, ya sea conversando o con un pasatiempo que puedan compartir sin problemas.

No debemos olvidar que todo lo que demos regresará a nosotros multiplicado, porque esa es la ley de la vida, entonces, en una muestra del amor infinito e incondicional que Cristo nos enseñó a brindar, debemos hacer un pequeño esfuerzo para poder dedicar tiempo a nuestros ancianitos, sobre todo a quienes están necesitados de amor, de comprensión, de compañía, que les ayude a ver el futuro con mayor esperanza y optimismo.

Si bien las donaciones tienen un costo, elevado en ciertos casos, lo que se puede donar y no cuesta nada es el tiempo, el amor, la compañía, el escuchar, el prodigar, además de compartir una lectura, una conversación, un pasatiempo, un juego.

Es importante que las personas, antes de llegar a la tercera edad se mantengan activas, ejercitando constantemente su cuerpo y su mente, para llegar a esa etapa de la vida con más vitalidad y con buena salud.

Una vez que uno es adulto mayor debe mantenerse ocupado, continuar ejercitando de alguna manera el cuerpo y la mente, además de cultivar su espiritualidad, para no sentir la soledad, el abandono, en algunos casos y la desesperanza.

Los jóvenes por el contrario, deben aprovechar la sabiduría de los mayores para tener una vida mejor, aplicando sus sabios consejos, por eso es importante la interacción entre juventud y adultos mayores.

Los ancianos aportan con su sabiduría y los jóvenes con energía, juntos forman un equipo de héroes anónimos que van por la vida brindando su ayuda a quienes lo necesitan.

De esa manera los adultos mayores llegan al ocaso de la vida en mejores condiciones y los jóvenes se benefician con tanta sabiduría, por lo que también estarán mejor preparados cuando lleguen a esa etapa de la vida.

Fuente: LA PATRIA
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