En un intento de ficción, si el día de hoy se hiciese una encuesta a personas de cualquier parte del mundo sobre ¿qué considera que es lo más importante en la vida? Es de imaginar que las respuestas serían muy variadas, probablemente apuntarían a “cosas” abstractas, no dejarían de tener un sitial las respuestas sui géneris frente a otras más “convencionales” y que son opinión común, también surgirían algunas controversiales y con gran probabilidad alguien preferiría la opción No sabe/No responde.
Y es que en el fondo no parece fácil responder a tal pregunta con la simplicidad de un retrato estadístico o de encuestas callejeras, ni siquiera con serios estudios de instituciones especializadas. Pues bien, a lo mejor se puede responder a esa pregunta con la voz de los hechos más que con la frialdad de una pregunta inesperada.
Lo importante en la vida es la vida misma, la vida humana, la de los seres vivos así como todo aquello que ayuda que ésta se conserve, desarrolle y crezca. Puede parecer una perogrullada lo antes dicho y, sin embargo, es una afirmación que intenta expresar que la vida, como don recibido, tiene un valor absoluto frente al cual otras cosas no tienen ninguna o muy poca importancia. Nada podría ser sin una vida que sustente todo lo que se quiere, desea o tiene.
Pero ¿será cierto? Los hechos hablan. Si la vida fuese algo realmente importante no se producirían cientos de miles de muertes a causa de la violencia desatada por conflictos sociales, religiosos, culturales, políticos y –¡cuándo no!- económicos, como ocurre en México, Colombia, Siria, Egipto, Iraq, Palestina. Si la vida fuese importante la fabricación y venta de armas no sería un negocio redondo y no habría ricos a base de muertos.
Si la vida fuese importante no habría “peces gordos” que han inflado sus ganancias a base de sembrar la adicción, la ilusión de una felicidad fatua o la posibilidad de enajenarse de la realidad, viviendo en grandes mansiones, disfrutando de vacaciones exclusivas y comprando lo que se roba a los pobres gracias al narcotráfico.
Si la vida fuese importante no se hubiera inventado un nuevo sistema de esclavitud mediante la trata y tráfico de personas (¡seres humanos, no cosas!) que afecta a más de 4 millones de personas en el mundo. Unos disfrutan de la vida a costa de la angustia de otros y eso sí que vende; pues, seguramente, el dinero es más importante que la vida.
Si la vida fuese importante no se procuraría eliminarla cuando apenas brota y algunas de las razones que se esgrimen para ello son el perjuicio que otra vida provocará en la propia: rechazo social y/o familiar (¡qué dirán!), un futuro truncado (¡no podré hacer lo que soñaba!), falta de capacidad para hacerse cargo (¡no estamos listos!), autonomía absoluta sobre las decisiones personales, aunque eso afecte a otros… porque eso no importa.
Si la vida fuese realmente importante, importarían mucho menos los intereses políticos, religiosos, ideológicos, económicos o culturales de quienes se creen dueños del mundo y la vida. Porque como alguien dijo ¿de qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se perjudica a sí mismo?
ANF
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