Mi imaginación me dice que hoy escribo desde la Capital de Bolivia, con perdón de los sucrenses que mantienen la capitalía histórica de Sucre, de los paceños que decían que La Paz era sede del gobierno, de los orureños que nacieron en la Capital Folklórica de Bolivia, de los cochabambinos que viven felices en la Capital de la Inteligencia y de la Gastronomía, y de los cruceños que defienden su título de la Capital del Oriente Boliviano.
Hoy 21 de enero, Tiahuanacu es la Capital de Bolivia, la sede del Gobierno, el Ombligo del Mundo, la Ciudad Luz porque tiene la Puerta del Sol y el Vaticano de la Religión Pachamamánica con su congregación de Yatiris y Curanderos a falta de Cardenales. Allí estoy yo esperando la llegada del presidente Evo Morales, del Vicepresidente Alvaro García Linera, de mandatarios y delegaciones extranjeras, de las gloriosas Fuerzas Armadas, de los virtuosos miembros de la Policía y de los formidables componentes de la Asamblea Legislativa del Estado Plurinacional Multicolor y Folklórico, amén de otros ilustres invitados y coladores como yo.
Como ustedes saben, me encuentro en esta Capital Tiahuanacota desde hace varios días preparando a las órdenes de mis amigos los Yatiris Calimán y Titirico la investidura de los gobernantes Evo y Alvarín que ganaron su reelección en la votación de Diciembre, una investidura al estilo indígena con trajes de la época Kolla que es anterior a la aymara, por lo cual los organizadores tuvieron que imaginar todo, desde los trajes, símbolos de mando y poder hasta los peinados que estuvieron de moda en esas épocas pretéritas. Confieso que en ese capítulo no tengo nada que ver pues mis jefes y amigos los yatiris mencionados me destinaron a la limpieza y al pulido de las piezas arqueológicas más importantes como la Puerta del Sol, el Monolito Bennet y sus hermanos unos monolitos menores, además de otras piezas del templo de Kalasasaya.
Durante varias jornadas trabajé intensamente en mi sector, habiendo comenzado con el barnizado de la Puerta del Sol que no podía hacerse con materiales ordinarios, pero gracias a Dios y a la Pachamama recibí oportunamente miles de kilos de Crema Nivea que me envió como donación mi tía Clothilde von Karajan Quiroga desde Berlín (Alemania). En nuestra tarea se perdió la llave de la Puerta del Sol y perdimos muchas horas buscándola entre tanta piedra y tierra, hasta que al fin la encontramos.
Hoy desde muy temprano me dediqué a mi arreglo personal porque no me pareció bien recibir a Evo, Alvarín y miles de invitados con el mismo peinado y las mismas ropas. Acudí a los peluqueros oficiales del Palacio para que me cambiaran de “look”. Así lo hicieron y me peinaron estilo Evo y me hicieron más moreno con exposiciones al sol y crema negra para calzado marca “Nugget”. Me vistieron con una túnica y un poncho rojo muy caché. Diciéndome hace un rato: “Ahora pareces un indiecito de verdad y ya no tienes la pinta ni el color de cholo cochabambino, como antes”.
Dejo de escribir esta crónica porque me acaban de decir: “Ya llegan Evo y Alvaro, en su helicóptero y pronto descenderán del Cielo”. Me voy porque estoy muy emocionado.
PAULOVICH
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