Un asunto muy controvertido es cómo lidiar con las drogas ahora prohibidas. Hasta el presente, la producción y consumo han sido combatidos por organismos represivos, pero es notorio que los resultados, luego de una larga lucha que demandó tiempo, dinero y, lo que es más importante, pérdida de vidas, han sido frustrantes.
Este es un asunto de difícil manejo. Los expertos difieren en la manera de encararlo. Claro está que la inacción no es la respuesta, pues los efectos nocivos para la sociedad son tremendos. Entonces, ¿qué hacer, si la represión en sus actuales formas o la permisibilidad, no contribuyen a la solución de este grave problema que amenaza la salud y la vida?
Ante la ausencia de propuestas convincentes, crece la opinión de que se debe legalizar estas drogas y, en ciertos casos, regular la producción y controlar el consumo. Para esto de recuerda que “ley seca” (1920) de Estados Unidos, que prohibió la producción y consumo de bebidas alcohólicas, fracasó en 1930, pues no contribuyó a disminuir el alcoholismo, y dio lugar a la formación de mafias violentas, como sucede ahora con los cartel de las drogas.
Un defensor de la despenalización de las drogas prohibidas es el expresidente de México, Vicente Fox; él sostiene que la legalización de la marihuana y paulatinamente de otras drogas, puede ‘traer paz’ a México. Era, entonces, de esperar que Fox felicitara, como lo hizo, al presidente de Uruguay, José Mujica, por la iniciativa de legalizar la marihuana que aprobó la cámara de diputados de ese país y que, contando con mayoría oficial, sería también aprobada por la Cámara Alta. Pero el propio Mujica no está seguro de lo que ha impulsado; “…dijo a AFP que con la nueva normativa Uruguay hará “un aporte a la humanidad”, pero que si el ‘experimento’ no funciona no se seguirá adelante”. “Como todo experimento –agregó– naturalmente tiene riesgos. Tenemos que tener la inteligencia de que si nos supera y nos pasa por arriba ponemos marcha atrás” (El Observador. Montevideo. 07.08.2013.)
Las encuestas muestran que una mayoría de los uruguayos se oponen a la legalización de la marihuana, lo que no es sensato dejar de tomar en cuenta, y ‘experimentar’, para luego, si no funciona bien, dar marcha atrás. Si hay dudas ¿por qué no sujetar el tema a mayores estudios, y consultar otra vez a la ciudadanía, contando con las nuevas conclusiones que resulten de ello?
Este precedente podría ser imitado, pero más fracasos es lo menos que necesitamos.
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