La Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), tuvo una reunión nacional al inicio del mes presente que sirvió para analizar la crítica situación del sector, revelándose que la producción total de trigo en el país alcanza a cubrir sólo el 30 por ciento de la demanda total, por tanto las autoridades deben asumir la responsabilidad de importar la diferencia del 70 por ciento de un déficit productivo que se arrastra permanentemente.
Los productores de oleaginosas y del importante grano señalaron que la demanda interna bordea las 700 mil toneladas de trigo anualmente y la Anapo aporta tan sólo con 210 mil toneladas, lo que representa el 30 %, una situación que se compensaba con donaciones de harina, que ya no existen y obligan necesariamente a la importación del producto como sucedió en el último tiempo comprando directamente harina argentina o peruana.
Una relación de la producción triguera nacional menciona la gestión 2010 como una de las que registró la mayor superficie cultivada, alcanzando 107.221 hectáreas (has) con un rendimiento de 1,67 toneladas (t) por ha y una producción de 179.180 t, llegando a cubrir el 40 % del mercado, fue un año excepcional, según la referencia de los productores trigueros.
Por los datos presentados en el evento de la Anapo en Okinawa se estableció que en la presente gestión se cultivó alrededor de 100 mil has y se espera una producción de 210 t, que igualmente en el índice productivo representa sólo el 30 % de la demanda nacional del grano.
El hecho es verdaderamente preocupante tomando en cuenta que se trata de un insumo básico para la obtención de harina y a su vez principalmente el abastecimiento del producto a los panificadores del país, para la provisión del alimento primario como es el pan de batalla imprescindiblemente.
Los productores cruceños del sector triguero mostraron su predisposición para mejorar los índices de producción, pero al mismo tiempo denunciaron que hay serias limitaciones en inversiones para el sector, lo que impide que puedan ampliar la frontera agrícola del cereal, efectuando innovaciones tecnológicas y favoreciéndose de incentivos concretos para enfrentar una serie de problemas de orden natural, pero además la competencia con la siembra de soya, cuyos productores reciben mayor ayuda efectiva por parte del Gobierno.
Un dato importante reveló que los costos operativos por hectárea son mayores a 500 dólares, sin contar pérdidas eventuales por lluvias, viento o plagas que causan severos daños en las plantaciones, lo que no sucede con los “soyeros”, de ahí que se planteó una política nacional triguera que motive y garantice en el futuro a los productores, obligados además a lograr una variedad de semilla tropicalizada que sea menos vulnerable a los problemas climatológicos. La política triguera debe priorizar en ese sentido inversión especial sólo para la investigación de la semilla y el mejoramiento de su cultivo.
Como se puede observar, hay problemas muy concretos en lo que corresponde a la producción de trigo en el país y se hace necesaria una estrategia que amplíe el horizonte de la producción de trigo a nivel nacional, incluyendo el altiplano donde se ha hecho algunas pruebas con prometedores resultados. El déficit de un 70 % de trigo para cubrir la demanda nacional ya es un hecho que debería motivar una pronta solución del problema, de modo que disminuya la dependencia que tenemos en proveernos de harina externa para el pan y otros alimentos de consumo masivo.
Fuente: LA PATRIA
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