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Domingo 04 de agosto de 2013

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Revista Dominical

El mundo de Anders Zorn

04 ago 2013

Fuente: LA PATRIA

Segunda Parte • Por: Javier Claure C. .- Poeta

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Anders Zorn murió el 22 de agosto de 1920, y dejó una fortuna de más de 4 millones de coronas suecas. ”. Emma se queda sola en la enorme casa. Y los años que le quedan de vida, se dedica a comprar los óleos que su marido pintó y que los había vendido en momentos de necesidad. De su testamento se deduce que Anders Zorn y su esposa Emma Lammy donan al Estado sueco todos sus cuadros, sus esculturas, sus retratos y el “Complejo Zorn.

Es importante señalar algunos aspectos que marcaron profundamente la vida del pintor sueco. Recordemos que jamás lo conoció a su progenitor. Por eso nunca pintó un cuadro de su imagen. En algunas ocasiones se quejaba a su abuelo por sentirse huérfano de padre. Y las situaciones adversas de la vida, hizo que no la tuviera a su madre en su infancia; cuando él más la necesitaba. Zorn escribe en su autobiografía: “Recuerdo vagamente que, en mis primeros años, alguien me sujetaba en su regazo, pero no era el de mi madre. También recuerdo que una vez estuve llorando sentado en el trineo de uno de los vecinos. Ese día mi madre nos acompañó a cruzar el Silja (enorme lago) porque se iba a trabajar a Uppsala. Desde muy niño me di cuenta que era un hijo sin padre. Siempre tuve la sensación de ser una vergüenza para mi madre, de ser fruto de un error cometido por ella”. Pero a pesar de llevar ese peso, del destino, en sus adentros; siempre escribía a su madre cuando se encontraba lejos de él. Estaba consciente del trabajo sacrificado que hacía. Inspirado en ella pintó un cuadro, en donde se ve la energía y los brazos fuertes de mujeres levantando botellas.

A su madre le aseguró una vejez sin preocupaciones materiales, le obsequió una casa, le daba dinero y vivía cerca de él junto a sus hermanastras. Según algunos historiadores, la relación con su madre era respetuosa, pero fría y distanciada. El hecho de no haber recibido amor y cariño de un padre y de una madre, afectó enormemente el fuero interno del artista. Nunca pudo dar un amor profundo a su pareja. El afecto y la ternura que tuvo por Emma a un principio, se fueron languideciendo como pompas de jabón. La trataba fríamente, con autoridad y, a veces, decía que era asexuada. Cuando uno visita su casa en Mora, inmediatamente salta al aire esa relación de frialdad que prevalecía entre ellos. Dormían separados. El dormitorio de Emma luce una cama pequeña con toldo, bañadores, jarras de porcelana, peinetas, floreros y botellas de perfume. Mientras que la habitación de Anders es un poco más grande; y uno puede observar en un escritorio cigarreras, cortaplumas y bolígrafos. Enfrente a su cama hay un cuadro de una mujer desnuda. Su amigo Carl Larsson había pintado especialmente para él. De manera que podía contemplarla todas las noches antes de dormir, y todas las mañanas cuando abría los ojos. Zorn fue un hombre mujeriego, un hombre que practicaba el placer con diferentes mujeres. Y, como castigo según las malas lenguas, dicen que había contraído una enfermedad venérea. Alguna vez dijo: “me encantan las mujeres, y me he acercado a ellas; no siempre con buenas intenciones”.

Gran parte del repertorio temático de Zorn, a lo largo de su carrera artística, incluye sus cuadros de mujeres desnudas bañándose en un río, sentadas en un sofá o simplemente echadas en una cama; pero muy lejos de lo vulgar y lo pornográfico. Las finas pinceladas que trazó en esos lienzos, pusieron de relieve los encantos femeninos para quedarse en la memoria de los espectadores. La mujer para él, como lo fue “La Maja Desnuda” para Francisco Goya, era una fuente de inspiración, era una imagen de la belleza terrenal, a la cual los varones se aferran.

Es decir, lo erótico, en los cuadros de Zorn, está plasmado entre la naturaleza de un paisaje o de un determinado lugar y el misterio del cuerpo desnudo de la mujer. Las posturas más sugerentes de sus modelos, fueron motivo de especulación y críticas, por aquellos que no estaban preparados para ver a la mujer como soporte de su arte. En otras palabras, existe un diálogo secreto en medio de la modelo desnuda y la avidez visual del artista. Algunos de sus cuadros reflejan la relación que existe entre la mujer y su rol como madre.

Los últimos años de su vida se la pasaba, horas de horas en su atelier, pintando cuerpos desnudos de mujeres hermosas y jóvenes. Algunas de ellas fueron empleadas que trabajaban en su casa. Mientras que su mujer se encontraba sola y muchas veces furiosa, a unos 70 metros de su atelier. Emma fue su compañera comprensiva, una madre protectora y una mujer que aguantó las ocurrencias de su marido. Algunos críticos, apoyados en las teorías de Lacan, han dicho que en las pinturas de Zorn, hay un deseo de lo ausente. Quizá haciendo alusión a la falta de un contacto íntimo con el sexo opuesto. Sin embargo, se ha especulado que en su atelier tenía relaciones con las mujeres que posaban como modelos. Hoy en día, en el pueblo donde nació y en Mora, existen anécdotas e historias relacionadas con mujeres, y hablan de algunos posibles hijos que dejó.

Dicen que el tiempo de duración de algunas obras es efímero, pero esta afirmación no es válida en el caso del pintor sueco. La obra de Anders Zorn está presente año tras año, y todo ese arte conceptual que él quiso transmitir; se fusiona entre el artista y el espectador. Una vez más, el arte ha encontrado la manera sublime de tocar los corazones de su público.

En fin, los cuadros de Zorn están impregnados de materias terrestres, pero también de ensueños. La figura humana para él, fue el tema central de su pensamiento y de su creación. Su interés y curiosidad por los aspectos anatómicos, lo llevó a describir con pinceladas, una y otra vez, esas formas que son muy atractivas estéticamente: el cuerpo de la mujer.

Fuente: LA PATRIA
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