La Cooperativa de Telecomunicaciones, donde el socio es capaz de ejercer sus derechos y cumplir con todas sus obligaciones, por fin es sometida a una investigación para establecer la serie de irregularidades que se han cometido en los anteriores períodos.
No era prudente que siga habiendo silencio sobre la materia permitiendo mantener en el anonimato o encubrimiento todo aquello que causó tremendo daño económico a Coteor.
Dos trabajadores de la prensa, componentes del actual directorio de la Cooperativa, en cumplimiento del Capítulo Séptimo del Estatuto, se dan la tarea de ya no permitir que se haga costumbre estar callado, sobre todo lo malo que ensombrece el trabajo de la entidad telefónica.
En los días precedentes salió a la luz el robo de casi 8.000 metros de fibra óptica, produciendo un desfase a la economía de la entidad, irregularidad que es investigada, comprobándose que ello ocurrió al haberse vendido dicho artículo tecnológico a un canal de Llallagua. A ello, se agrega el caso de Catavi de donde se trasladaron otros 4.000 metros de cable, ahora instalados en urbanizaciones de la zona Este de la ciudad, perjudicando a los intereses de Coteor.
Frente a este estado de cosas, será necesario conocer en detalle la arbitrariedad cometida, en ocasión de la próxima Asamblea de Socios, porque si bien el Concejo de Vigilancia señala que este apronte supone ser parte activa de un proceso de investigación, no se debe olvidar que todos los propietarios de una línea telefónica, son parte integrante de la institución, en calidad de sostenedores de su vigencia con derecho a voz y voto, contribuyendo a políticas, proyectos e iniciativas que constituyan la base para salvaguardar los legítimos intereses de Coteor.
Según los acontecimientos surgidos recientemente, se advierte que al interior de la Cooperativa de Telecomunicaciones, hay mucha tela que cortar para esclarecer numerosas anormalidades que datan de tiempo atrás, lo cual hace lógico que haya preocupación entre el personal que allí trabaja.
De acuerdo al rosario de malos manejos administrativos, todavía está por esclarecer la compra de codificadores, que al presente significan una pérdida de dos millones de dólares.
Igualmente no se conoce un informe sobre los trabajos de remodelación de ambientes en los URAS, así como la ampliación de recintos en la oficina central, siendo necesario saber si los desembolsos económicos se ajustaron a las obras realizadas o cual es la razón para haber inflado el presupuesto.
Asimismo, ya debe darse paso a una auditoría para conocer si se justifica la construcción del Salón de Eventos, el mismo que se constituye en un elefante blanco sin provecho ni beneficio para los socios y pueblo en general.
Finalmente, los actuales directivos están en la obligación de recuperar y precautelar la buena imagen de la Cooperativa de Telecomunicaciones, porque resulta sorprendente conocer que entre consejeros haya desavenencias llegando al extremo de golpearse el uno al otro.
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