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Domingo 28 de julio de 2013

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Revista Dominical

El mundo de Anders Zorn

28 jul 2013

Fuente: LA PATRIA

Por: Javier Claure C. - Poeta

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El famoso pintor, retratista y escultor sueco, Anders Zorn, nació el 18 de febrero de 1860 en Utmeland, una aldea de Mora en Dalecarlia (Dalarna) situada en el corazón de Suecia. Hijo de una empleada doméstica y de un cervecero alemán. Jamás tuvo contacto con su padre, Johann Leonhard Zorn. Y su madre, Grudd Anna Andersdotter, tuvo que abandonar varias veces su casa para trabajar en la cervecería Dübens. Posteriormente fue empleada de la cervecería Bayer ubicada en la ciudad de Uppsala. Durante una década hizo largos viajes entre su trabajo y su pueblo. Así que el pequeño Anders, creció en el campo con sus abuelos maternos. Desde niño acompañaba a su abuelo a pastar ovejas, a recoger leña y le ayudaba en su taller de herrería. Le gustaba esculpir caballos en madera, y a menudo dibujaba animales y personas en el reverso de las cartas que enviaba su madre desde Uppsala. Sus primeros estudios los hizo en una escuela de Mora. En 1872, año en el que fallece su padre y gracias a una reducida herencia, empezó su educación secundaria en un colegio de Enköping. Tres años más tarde ingresó a la Academia de Arte de Estocolmo, donde finalizó sus estudios con gran éxito. Aunque en una carta confesó que odiaba las matemáticas y otras materias; pero desde tierna edad mostró una capacidad artística asombrosa. A sus 20 años deslumbró al público con un cuadro, al cual lo llamó “Tristeza” (Sorg). El motivo de esta pintura; es el rostro triste de una mujer viuda. Sin dudas que este triunfo le abrió las puertas para codearse con los pintores suecos de la época. Empero, Zorn tuvo que luchar contra la pobreza. A parte de su talento artístico; era disciplinado, consciente de su quehacer y, por lo tanto, trabajaba fuerte para llegar a las metas que él se trazaba.

En 1880 conoce a Emma Lammy, mujer, interesada en el arte y la cultura, que tocó las fibras de su corazón. Provenía de una familia judía acaudalada. Se enamoraron apasionadamente, y en la primavera de 1881 intercambiaron anillos de novios. Pero pronto tuvo que abandonarla, por un buen tiempo, para realizar sus viajes por Europa. Por eso pintó un autorretrato y le dejó a su novia para que no se olvidara de él. En España se interesó por la obra de Velázquez. En Londres, en Lisboa y en Paris expuso sus cuadros en diferentes galerías.

El amor a distancia hacía lo imposible entre los novios, de manera que decidieron casarse en 1885. Esta unión matrimonial, los llevó a efectuar una separación de bienes; porque Zorn no quería tocar la supuesta fortuna de la flamante esposa. Para entonces ya ganaba dinero vendiendo algunos cuadros, y empezaron a viajar juntos. Se afincaron en la capital francesa durante varios años, pero cada verano solían regresar a Suecia. Pasaban sus días libres en el archipiélago o en la bella naturaleza de Mora, en donde compraron un terreno.

En Paris pintó retratos de personajes famosos, y lo nombraron Caballero de la Legión de Honor francesa. Mientras tanto su fama internacional se afianzaba y surgían nuevas expectativas. Zorn era un pintor que dominaba los colores, la luz, los espacios y tenía un buen conocimiento de la naturaleza. Indudablemente el bien valorado prestigio de su obra hicieron de él, “un mago de los pinceles” cotizado en todas partes del mundo. Llegó a Nueva York, por primera vez, el año 1893 para una Exposición Internacional, y regresó a suelo norteamericano varias veces. Allí retrató a presidentes como a William Taft, a Theodore Roosevelt y a otras personas adineradas. Parte de su obra se encuentra en museos de Estados Unidos, de Europa y en colecciones privadas. De su puño salieron también retratos de los miembros de la familia real sueca, pero la mayoría de su fortuna la hizo en Estados Unidos.

Anders Zorn se relacionó con reyes, con presidentes y con personas de la élite cultural europea y norteamericana. Se vestía con traje de levita y sombrero de copa alta. En Londres tuvo su atelier en la famosa calle “Brook Street”. Pero en realidad, no se sentía muy bien con ese ropaje, ni en los círculos de la élite cultural. Mostraba contradicciones en su conducta. Más bien era un hombre sencillo de costumbres campesinas. Estaba consciente de la clase social a la cual pertenecía, y era enemigo de ciertos avances tecnológicos de la época.

Anders y su esposa Emma nunca tuvieron hijos. Regresaron definitivamente a Suecia en 1896. Y en su tierra natal (Mora) hicieron construir, en el mismo lugar, una enorme casa para ellos, un atelier y otra casa para la madre de Zorn y sus hermanastras. A lo que podríamos denominar el “Complejo Zorn”. Lo recibieron como a un rey, como al pintor que ponía en alto relieve el nombre de su país. El orgullo era enorme entre los lugareños por tener, en su tierra, a un hombre famoso que se juntaba con la élite sueca, pero también con el pueblo. Iba a los mercados donde se hacían fiestas, hablaba con los campesinos sin ningún problema y regalaba los premios en diferentes concursos que se realizaban. Su casa era un centro de reunión para los amigos más allegados. Los cobijaba por varios días y hacía fiestas de lujo; a las que acudían príncipes, pintores, poetas, escritores y artistas.

Da la impresión que, a principios del siglo XX, cambia su forma de trabajar. Empieza a pintar a sus modelos desnudas dentro de cuatro paredes, en su atelier. O sea, posan más cerca de él, sentadas en un sillón, delante de un telón de fondo y sus ojos son más observadores a los embrujos femeninos. Zorn está más viejo y probablemente con algunos sueños carnales en la mente. La gente conservadora, de aquella época, buscaba un equilibrio más ético en su obra. Otros lo consideraban un capitalista que tenía el cinismo de cobrar grandes sumas por hacer retratos. Quizá por eso decían que su celebridad se caracterizaba por tener una moral floja. Lo cierto es que el afamado pintor, como todo genio, no fue comprendido en toda la extensión de la palabra. Sin embargo, los últimos años de su vida donó dinero a diferentes asociaciones culturales. Junto a otros pintores famosos, como Carl Larsson y Bruno Liljefors, inauguró, en 1916, la célebre Galería de Arte “Liljevalchs” en Estocolmo.

Fuente: LA PATRIA
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