Se ha generado, o quizás sea mejor decir actualizado, un nuevo debate en el país respecto al tema, siempre delicado, del aborto.
Las opiniones las habrán con diferentes matices, con variados puntos de vista y, sin duda, con apasionamientos y emociones fuertes. No obstante habría que ver las cosas con serenidad, con sentido común y sencillez.
RELIGIÓN
Empecemos aceptando que Bolivia es un país eminentemente religioso. Los censos indican que entre un 75 a 80 por ciento de la población es católica (al menos nominalmente) y el resto del porcentaje lo constituyen los protestantes (cristianos, bautistas, evangélicos, adventistas, etc. etc.).
Lo anterior se nota, y muy bien, en los nutridos cultos de los protestantes, que además han hecho proliferar radios y canales televisivos de corte religioso. Por cierto se nota también en las multitudinarias fiestas religiosas de los católicos con miles y miles de bailarines y otro tanto de espectadores (Oruro, Urkupiña, Ch’utillos, Gran Poder, etc.).
Con una población así de cristiana el tema del aborto debería resolverse de manera más sencilla, simplemente respetando la enseñanza bíblica de respeto a la vida y siguiendo las normas morales que señalan la práctica del sexo dentro del matrimonio y con responsabilidad. La religión debe estar inmersa en todos los aspectos de la vida, pero en Bolivia parece usarse la religión sólo para ciertos momentos como bautizos, primeras comuniones y matrimonios seguidos de fiestas.
CIENCIA
El ser humano, humano es y en cualquier iglesia se admite que: "el espíritu es fuerte pero la carne es débil".
Ciertamente el espíritu podría seguir las sabias instrucciones bíblicas, pero en el globalizado mundo modernista de destape en que vivimos (novelas, películas, música, nomografía, etc.) la carne, por cierto sucumbe muy rápidamente.
Ante esta realidad, no obstante, la ciencia se ha encargado de desarrollar una variedad de métodos anticonceptivos para todo bolsillo y para todo gusto. Lo lamentable es que a estas alturas del tercer milenio nuestras y nuestros jóvenes ignoren aquellos métodos y continúen apareciendo los embarazos no planificados o no deseados.
EDUCACIÓN
Acaso en el campo educativo pudiese estar la solución al problema. Maestras y maestros tendrían que ser los encargados. Si bien es cierto que en muchos establecimientos ya se dan clases o charlas de orientación sexual, estas se limitan a describir los órganos sexuales, la fecundación, el desarrollo intrauterino y el alumbramiento.
Hay que ser realistas y aceptar "la debilidad de la carne" de nuestra juventud. Pero los embarazos y por ende los abortos peligrosos pueden evitarse con la observancia de aquellos varios métodos que la ciencia ha desarrollado pese a rechazos de varias iglesias.
No sería necesario legalizar el aborto pues, aún con cuantos términos eufemísticos se rodee, sólo sería "legalizar el asesinato". La misma ciencia ha hecho ya notar que a pocos días de la fecundación un óvulo es ya un ser vivo que, en base a un mínimo de sentido humanista, merece ser respetado. Por cierto, como en muchos aspectos de la vida, excepciones inevitables habrán, en aquellos casos de violación o cuando la vida de la madre este en peligro mortal. Por lo demás, está en manos de nuestros y nuestras jóvenes conocer más la ciencia.
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