Domingo 21 de julio de 2013
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Editorial y opiniones
Recuerdos del presente
Dilma, Evo, odios y OAS
21 jul 2013
Por: Humberto Vacaflor Ganam
El 1 de mayo de 2006, Dilma Rouseff era la ministra de Energía de Lula da Silva y recibió como un balde de agua fría el espectáculo de la “nacionalización” que ofreció el flamante gobierno de Evo Morales en el campo San Alberto.
Ella vino a Bolivia para hablar con el presidente. La embajada brasileña solicitó la entrevista. Ella concurrió al Palacio Quemado en horas de la madrugada, como estaba convenido; esperó tres horas, en vano, y luego se marchó. Había sido humillada. Dicen los testigos más próximos que el presidente no quiso tratar un tema tan importante con una autoridad de tan poca monta. Y, de paso, mujer.
Pocos meses antes, el presidente Morales había dado una muestra de la poca simpatía que sentía por Brasil y de su poco conocimiento de historia. Confundió tiempos y espacios para decir que Brasil se había quedado con el territorio del Acre a cambio de un caballo.
De todos modos, Lula sentía simpatía por el presidente boliviano por aquello del encanto étnico. Las relaciones de los dos países superaron los primeros traumas gracias a que la “nacionalización” se agotó en el espectáculo. Con el tiempo, las petroleras volvieron a tener las mismas o mejores condiciones.