Cuando se habla de los proyectos más importantes de Oruro se entiende que los mismos corresponden a la planificación y ejecución responsable que asume el Gobierno Municipal o la Gobernación y puede darse el caso que sean ambos organismos departamentales como el proyecto del Mercado Central que asuman responsabilidad conjunta para librar en beneficio colectivo una obra de prioritaria necesidad.
Por lo menos hasta donde se conoce el tema no hace mucho que autoridades del Municipio y la Gobernación suscribieron un acuerdo para solventar el gasto que demanda la elaboración del proyecto a diseño final del moderno Mercado Central que debe construirse a la brevedad posible.
Sin embargo de estar definida tal situación básica para encarar el anhelado emprendimiento, surge la opinión de un dirigente gremial que toma para si o posiblemente para su institución, la responsabilidad de la construcción del nuevo mercado señalando que la obra se postergaría hasta el 2016.
El argumento para tal definición es la “falta de financiamiento” para la obra culpando de tan extrema situación a “malos dirigentes” se entiende gremiales que hubieran realizado cobros irregulares con destino al proyecto, situación que a su vez impediría concretar un financiamiento externo con destino a la construcción del moderno centro de abasto.
Se establece asimismo la existencia de un Comité Impulsor del Mercado Central, con bases naturales de un sector de gremiales que aseguran que el proyecto avanzará “de a poco y con paciencia”, lo que denota claramente una división en la organización de los gremiales que perjudica de manera directa la concreción del proyecto más importante para limpiar las calles de puestos del comercio irregular, cuyos dirigentes a propósito del tema denuncian a sectores interesados en cumplir “fines políticos”, mientras que otros hablan de asumir defensa ante el avasallamiento de sus puestos.
El proyecto del Mercado Central, que se espera hace muchos años, no puede quedar trunco por los intereses del sector gremial que debería interesarse en ocupar un centro moderno que elimine el caos de los puestos y las casetas callejeras que han convertido la ciudad en un mercado persa.
Se trata de un proyecto para la colectividad que merece hacer sus compras en un moderno centro de abasto, adecuadamente dividido en secciones en las que deberán ubicarse de acuerdo a especialidades y normas los comerciantes que sean retirados de las calles, principalmente y los que deseen mejorar sus condiciones de trabajo y oferta de sus productos, con lo que se cambiará de manera organizada, limpia cómoda y segura el ahora caótico y anacrónico sistema de ventas en los actuales mercados.
El Mercado Central en realidad y en su origen es un proyecto municipal, posiblemente su costo y los factores concurrentes a terrenos y la obtención de créditos obliga a convertirlo en una obra conjunta con la Gobernación que en este y otros casos debe prestar su concurso para hacer realidad macro emprendimientos que favorezcan a toda la población.
En este momento la ciudad es un gran mercado de los gremiales y los comerciantes informales, lo que se quiere es que este sector asuma por su parte la responsabilidad de coadyuvar en el proyecto a través de alguna modalidad societaria que responsabilice a los gremiales a ordenar el sistema de comercio, pero con claras definiciones y de ningún modo disponiendo a su arbitrio tiempo y condiciones para que el Mercado Central sea una realidad.
Fuente: LA PATRIA
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