Lunes 18 de enero de 2010
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El continuo ejercicio electoral al que estamos sometidos los bolivianos nos lleva a pensar seriamente en el beneficio de ésta práctica que al final nos muestra que los candidatos, ni son los que deseáramos, ni los que están son los que realmente representan a la población, consiguientemente los escrutinios sólo arrojan cifras frías que no condicen con las expectativas generales sino con los intereses coyunturales de un partido gobernante.
Tras la elección de Presidente, Vice y asambleístas, la situación política nos lleva a otro proceso que se producirá en abril y en el que tendremos que elegir a gobernadores, alcaldes, concejales y consejeros, además, otras autoridades originarias que completarán la estructura administrativa del reelecto sistema de gobernabilidad.
Ahora bien, la convocatoria pertinente da las opciones democráticas para que los partidos, movimientos civiles y algún tipo de organizaciones populares puedan designar a sus candidatos para ubicarse en alguna de las hojas que tiene el amplio abanico de posibilidades electorales.
Sin embargo, lo que se observa es que muchos candidatos surgen de simples reuniones entre “conocidos” que proclaman a sus representantes en abierta contradicción con los propósitos democráticos que deben ser respetados para dar oportunidad a ciudadanos que realmente tengan arraigo en instituciones de la ciudad o por lo menos en la junta vecinal de algún barrio organizado cuyos vecinos saben de la responsabilidad que entraña asumir la representación popular para beneficio colectivo y no sectario.
Fuente: LA PATRIA