Ha transcurrido un tiempo suficientemente amplio para que se desarrollen las gestiones diplomáticas más apropiadas para recuperar vínculos de amistad y de variado intercambio en rubros como la economía o la cultura, que son parte de una fluida interrelación entre países que se necesitan entre sí.
Con el molestoso incidente sucedido por una determinación que aún no se aclara en su origen y que impidió al avión presidencial boliviano sobrevolar por cielos de cuatro países europeos Portugal, Francia, Italia y España, ha generado sin lugar a dudas un repulsa generalizada en el ámbito de las relaciones externas, motivando rechazo de varios gobiernos, pero lo que es importante también de organismos internacionales que han emitido sendos pronunciamientos apoyando al Gobierno de Bolivia y protestando por el abierto atentado a los derechos y los acuerdos vigentes en materia de pactos que regulan el tránsito de aeronaves, embarcaciones por mar y de las personas a las que tampoco se les puede coartar derecho de tránsito por cualquier país cumpliendo para el efecto regulaciones propias de cada instancia.
En el caso del viaje del avión boliviano se cumplieron todos los requisitos exigidos para realizar un largo periplo, pues desde el origen del vuelo en Bolivia, el destino en Rusia y el retorno obligado de la delegación que realizó gestiones de acercamiento diplomático y comercial, no había ninguna razón extraordinaria para interferir su vuelo poniendo en riesgo la vida del Presidente y de sus acompañantes, sólo por haberse emitido una orden cuyo origen se presume pero aún no ha sido revelado.
Los reclamos que se han hecho, las protestas y los apoyos han movido a los gobernantes de dos países cumplir protocolarmente con las disculpas que correspondían es el caso de España y con alguna ambigüedad el de Francia que presentaron sus disculpas oficialmente aunque sin aclarar, por razones obvias, el origen de la desatinada instrucción que alteró el vuelo del avión presidencial de Bolivia. Italia y Portugal parece que todavía debaten de manera interna la forma de recuperar el acercamiento con Bolivia, reconociendo el error y quién sabe, estableciendo las causas que motivaron tan enojosa medida.
Lo evidente es que se ha puesto en alto el nombre de Bolivia y se defiende la dignidad del Estado Plurinacional, aunque sopesando los caprichos de países europeos que reconociendo plenamente su error se resisten a denunciar públicamente la presión que los obligó a tomar actitudes en contra de un país cuyo mandatario se encontraba de viaje en cielos internacionales. Portugal e Italia enviaron notas explicativas por el incidente ocasionado deliberadamente, aunque las misivas no identifican a los responsables del hecho.
Una manera más de mostrar el enfado nacional es la determinación del Gobierno Boliviano de replegar a sus embajadores de los cuatro países que vulneraron acuerdos y pactos vigentes poniendo en riesgo la seguridad de una nave presidencial y de sus pasajeros, sin que existiera – es lo más grave – ninguna comprobación de una supuesta transgresión al incluir en la misma a un pasajero reclamado por el gobierno norteamericano.
Grave error que pudo ser de inesperadas consecuencias y que pasado el tiempo muestra las alternativas peligrosas en que se desarrollan las intrincadas tareas de un espionaje internacional que afecta a moros y cristianos y que en el caso nuestro se quiere “arreglar” con notas y discursos diplomáticos, pero sin satisfacer una exigencia importante que identifique a los responsables del hecho para reparar el daño causado a la dignidad nacional.
Fuente: LA PATRIA
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