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Domingo 17 de enero de 2010

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Revista Dominical

Cultivos a salvo de inundaciones

17 ene 2010

Fuente: LA PATRIA

Por: James Painter - Trinidad, Bolivia

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Agricultores en el corazón de la Amazonía boliviana están experimentando con un método agrícola inspirado en la sabiduría de los pueblos indígenas que vivieron en esa zona hace siglos. Se trata de una técnica que ofrece protección contra los extremos del cambio climático, reduce la deforestación y mejora tanto la nutrición como la seguridad alimentaria.

Parecen metas muy ambiciosas, pero son precisamente las que busca lograr un proyecto que desde hace dos años impulsa una organización no gubernamental cerca de Trinidad, la capital del departamento de Beni.

El sistema se basa en la construcción de los llamados “camellones” o plataformas elevadas de tierra de hasta dos metros de altura, rodeadas por canales.

Los camellones se encuentran por encima del nivel de las inundaciones y por ello protegen semillas y cultivos, evitando que sean arrasados. El agua en los canales provee a su vez una fuente de irrigación y nutrientes durante la época seca.

Como los pueblos precolombinos

Un sistema similar al de los camellones fue utlizado por los pueblos precolombinos que vivieron en el Beni entre el 1.000 A.C. y el 1.400.

“Uno de los aspectos más extraordinarios de nuestro proyecto es que comunidades pobres en Beni utilizan hoy técnicas parecidas a las desarrolladas por los pueblos precolombinos para enfrentar problemas similares”, asegura Oscar Saavedra, director de la Fundación Kenneth Lee y creador del proyecto.

Uno de esos problemas era qué hacer ante las periódicas inundaciones, que según Saavedra “fueron la base para el florecimiento de una gran civilización”.

Las inundaciones siguen siendo un enorme problema para el Beni. En 2008 se registraron las peores en medio siglo y los dos años anteriores también habían sido problemáticos.

El año pasado, unas 120.000 personas se vieron afectadas por las inundaciones –uno de cada cuatro habitantes del departamento- y las pérdidas superaron los $us 200 millones.

La experiencia del 2008 llevó a muchas mujeres a participar en el proyecto de camellones.

“Todo se perdió. Yo había sembrado arroz, maíz, rama, plátano y cebollas en mi chaco, pero todo se llevo el agua. Se quedó limpio,” explica Dunia Rivero Mayaco, madre de tres niños en la localidad de Puerto Almacén, cerca de Trinidad.

“Me tumbó también mi casita. Tuvimos que vivir tres meses en la carretera bajo una carpa. Se enfermaron los hijos. Ésa es la razón porque estoy trabajando los camellones ahora. No quiero que se pierda todo lo que está sembrado de nuevo por el agua.”

Inundaciones, "una bendición"

Unas 400 familias se han registrado en el proyecto en cinco localidades, cultivando principalmente maíz, yuca y arroz. Muchas de las parcelas aún se encuentran en fase experimental, pero las primeras señales son prometedoras. Todo indica que la productividad está mejorando.

“Los camellones nos van a ayudar cuando vienen las inundaciones”, afirma Maira Salas de la localidad de Copacabana, unos veinte minutos en bote bajando por el río Ibare. “Los plátanos, la yuca, normalmente se mueren rápido. Los camellones son más altos para que pueda sobrevivir todo lo que está arriba”.

“Yo me siento muy orgullosa de ser de acá. Estamos aprendiendo de nuestra cultura de muchos años atrás. Recién empezamos a entender que nuestros antepasados habían vivido así y habían sobrevivido. La gente era tan valiente, tan fuerte. No tenían tractores. Es increíble”.

El proyecto busca que los agricultores vean las inundaciones no como una carga, sino como una bendición.

Durante la época de lluvias, vastas extensiones de tierra en el Beni se encuentran bajo agua durante meses, salvo en las zonas elevadas.

Cuando las aguas retroceden hacia los tributarios del Amazonas, se llevan consigo nutrientes, dejando atrás un suelo arenoso donde es difícil cultivar. En el proyecto de los camellones, en cambio, el agua que queda tras las inundaciones es utilizada para aumentar la fertilidad del suelo e irrigar en tiempos de sequía.

En pocas palabras, de ser víctimas de las inundaciones, los agricultores se transforman en dueños de su destino, capaces de aprovechar el exceso de agua en forma ventajosa.

Combatir el cambio climático

La organización no gubernamental internacional Oxfam apoya el proyecto, porque ofrece a los agricultores pobres una forma de adaptación al cambio climático.

Si como predicen muchos expertos, los ciclos de El Niño/La Niña se incrementarán en intensidad y frecuencia, el proyecto podrá ayudar a familias pobres a enfrentar en mejores condiciones las lluvias impredecibles y los eventos climáticos extremos.

“No importaría ya cuándo lleguen las lluvias, puesto que el exceso de agua puede ser manejado en forma efectiva en cualquier época del año”, señala Oscar Saavedra.

Otra ventajas potenciales del esquema incluyen:

-El sistema utiliza fertilizantes naturales, en particular plantas acuáticas de los canales llamadas “tarope”, que también purifica el agua.

-Los canales también proveen un medio para piscicultura y cultivo de plantas para forraje

-Los camellones pueden constituir un banco de semillas natural a salvo de inundaciones

- El sistema reduce la necesidad de talar bosque. Esto se debe a que en el sistema tradicional la tierra se agota luego de dos o tres años, lo que lleva a los agricultores a buscar nuevos terrenos y talar bosque para crear parcelas cultivables.

La técnica de camellones tiene numerosas ventajas, pero algunas participantes del proyecto señalan que la prueba de fuego del sistema será en un año de grandes inundaciones o sequías.

También hay otros desafíos. Uno de ellos es asegurar un ingreso para las familias, tal vez mediante el cultivo de hortalizas. Otro es vencer el escepticismo de aquellos habitantes según los cuales el sistema de camellones lleva demasiado tiempo y esfuerzo, en comparación con otras fuentes de empleo.

Oscar Saavedra, quien experimentó durante seis años en su propio jardín para optimizar la compleja hidrología del sistema, está convencido de que el proyecto de camellones puede ser extendido, incluso a otros países.

“Este proceso podría ser repetido en otras zonas con condiciones similares a Beni, en países como Bangladesh, India y China. Podría ayudar a reducir el hambre en el mundo y a combatir el cambio climático”.

Fuente: LA PATRIA
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