La estabilidad democrática se garantiza cuando un político reconoce que no es ético pensar continuar en la Presidencia de la República por más de dos periodos constitucionales.
Quien opta por una tercera oportunidad, demuestra su ambición incontrolable de convertirse en dictador sobre la voluntad popular.
Velando por el estricto respeto a la Constitución Política del Estado, no es posible que el futuro Presidente se convierta en una persona que concentre en si todos los poderes para controlar el desarrollo nacional, hasta acabar con el estado democrático e imponer una sociedad socialista.
Don Evo Morales Ayma, como jefe del Movimiento Al Socialismo (MAS), que busca estar en la Presidencia otro nuevo periodo, tiene la intensión firme hacer de Bolivia un país sometido a manejos populistas que solo buscan destruir el sistema económico, político y social imperante no solo en el país, sino también en las naciones donde el pueblo ejerce soberanía para tomar decisiones.
Frente a esa coyuntura, las elecciones del próximo año tienen vital importancia porque se juega el futuro y el destino de nuestra querida patria, siendo imprescindible que los demás candidatos vean con claridad la necesidad de luchar para precautelar la democracia.
Juan del Granado, Samuel Doria Medina y Rubén Costas, son también serios aspirantes a la Presidencia de la República, sin descartar que haya muchos otros deseosos de ocupar la silla del Palacio de Gobierno, trabajando en ese empeño, sin darse a conocer públicamente, tal vez por estrategia.
De los tres nombrados, Juan del Granado, lleva adelante al Movimiento Sin Miedo, no pudiendo olvidarse que fue co-partícipe del actual gobierno, circunstancia desequilibrante para llegar al poder.
Samuel Doria Medina, que fue ministro durante el gobierno de Jaime Paz Zamora, se atrevió a observar el manejo del dinero destinado al programa “Bolivia Cambia, Evo Cumple” provocando malestar en las filas masistas al ahondar su división.
Rubén Costas, cabeza del Partido Verde, dio un paso en su afán de postularse a la Presidencia aglutinando a diferentes sectores políticos que a su parecer, deben contribuir al fortalecimiento democrático haciendo prevalecer el respeto que se merece Bolivia como país orgulloso de su libertad y no continuar sometido a caprichos externos.
Quienes deseen competir en la carrera para ser Primer Mandatario, sabrán sopesar la forma cómo el MAS quiere perpetuarse en la conducción de la Nación a la cabeza de Evo Morales.
Por tanto, es necesario tratar de organizar un solo frente de oposición que tenga solidez con candidatos capaces de conseguir el apoyo popular mediante el voto y así evitar el actual descalabro político que nos lleva a un fondo oscuro, del cual será difícil salir al quedar todos engrillados en una doctrina despótica, injusta y cruel.
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