Construir consensos para definir el desarrollo regional
15 jul 2013
Por: Jorge Lazzo Valera
La ausencia de liderazgo se convierte en un mal arraigado de Oruro, puesto que algunos viejos líderes -ya desplazados- se sacuden y dejan sus cuarteles de invierno para apoderarse de las instituciones locales, así sea usurpando funciones, actuando de forma impropia y hasta ostentando un “respaldo” que pueden usufructuar del poder político, como aval para lograr sus fines y objetivos personales.
En la mayoría de los casos que sucedieron ese tipo de actuaciones, la población siempre repudió esos hechos pidiendo respeto pleno a la institucionalidad y que en vez de dividir a los orureños, se actúe con total responsabilidad para unir fuerzas en pos de lograr consensos que nos permitan definir el futuro de nuestro desarrollo regional, antes que una candidatura o proyecto partidario.
Si estamos divididos no podremos consensuar, qué es lo que le conviene a nuestro departamento, cómo vamos a definir su desarrollo y cuándo vamos a planificar los alcances de un verdadero plan de desarrollo departamental que no suponga parches y obras de continuidad, sino más bien nuevos proyectos, decisiones importantes y conseguir nuevas fuentes y canales de financiamiento para atraer importantes inversiones.
Eso supone sentarnos en la mesa del diálogo, asumir la responsabilidad y definir una posición que interprete las necesidades y las urgencias que tenemos los orureños para construir una región importante por los servicios que pueda otorgar, un aprovechamiento real de su estratégica ubicación geográfica y la suficiente voluntad política para impulsar entre todos el carro del desarrollo que además debe ser una nueva visión que garantice mejorar la calidad de vida y conseguir trabajo para todos.
Si asumimos este desafío juntos en unidad y de forma coordinada podremos lograr el ansiado desarrollo que Oruro reclama, concluir proyectos como el pavimentado de la ruta a Pisiga, que tiene una historia de más de medio siglo y un retraso de no menos de un lustro, lo que permitirá poner en marcha el primer corredor bioceánico para unir el Pacífico por el Atlántico y viceversa, y así desarrollar una nueva vocación de servicios y ampliar el horizonte del comercio internacional que tiene nuestra región con el mundo.
Habrá que pensar en completar ese macro proyecto del corredor interoceánico con el Puerto Seco, construir un moderno Recinto Aduanero y establecer en definitiva el área de reserva industrial que precisa Oruro para recuperar el rimbombante título de “Capital Industrial de Bolivia”, porque a la fecha el sector industrial languidece por falta de inversión, ausencia de seguridad jurídica y falta de interés de las autoridades para establecer un área de reserva industrial para otorgar las condiciones requeridas a este importante rubro productivo.
Tenemos que pensar en el futuro y la Universidad Técnica de Oruro (UTO) debe dar ese gran salto para instalar en Oruro el primer parque tecnológico del país, donde se pueda producir software para exportar conocimiento, aprovechando el potencial humano e intelectual que tiene la Facultad Nacional de Ingeniería y otras carreras de la UTO, siendo este un desafío para demostrar el talento de los orureños y poner en práctica el poder de decisión de nuestras autoridades universitarias.
Desarrollar el turismo y alcanzar un nivel internacional de prestigio con el Carnaval del Mundo que se realiza en Oruro cada año, como reconoce la Unesco a la Entrada del Sábado de Carnaval, esencia y raíz del Carnaval de Oruro, que por su naturaleza religiosa y sacramental, que se conjuga con lo pagano, folklórico y ancestral, es la mayor expresión cultural y de fe que se vive en Latinoamérica y reconocido a nivel mundial.
Si valoramos lo que tenemos y aprovechamos adecuadamente poniendo en práctica la política como ciencia y arte de buscar el bien común, estaremos avanzando con seguridad a paso firme en función de nuestras prioridades, urgencias para satisfacer nuestras necesidades, en cambio si seguimos con la politiquería que es el mal endémico de nuestro siglo, nada lograremos, al margen de quienes quieren satisfacer sus intereses particulares y de grupo apoderándose de las instituciones para llegar a ser candidatos en las próximas elecciones generales.
Ojalá el pueblo tenga una prodigiosa memoria para evitar que usurpadores y politiqueros se aprovechen nuevamente de la coyuntura para saciar sus apetitos personales distorsionando la política que debe procurar la convivencia justa y el respeto entre todos, para alcanzar con una adecuada estrategia las metas que queremos. El desarrollo de nuestra región es una tarea de todos y la convivencia pacífica ciudadana una responsabilidad compartida que debemos practicar, a partir del respeto mutuo preservando la institucionalidad que debe primar en todo momento y en todo ámbito del quehacer regional.
*Periodista
lapalabraencarnada@bolivia.com
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