Domingo 14 de julio de 2013
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Editorial y opiniones
Educación integral y desarrollo curricular
14 jul 2013
Por: Rolando Jesús Challapa Calizaya
Como protagonistas del siglo XXI, es importante hacer un análisis retrospectivo de carácter social, cultural y científico-técnico, observando en cada uno de estos ámbitos los proyectos realizados, los logros alcanzados, los avances consolidados, las dificultades no superadas, las nuevas necesidades que toda sociedad en evolución plantea.
Resulta más evidente que si realizamos un análisis comparativo de la evolución del sistema educativo a través de sus finalidades, objetivos y propuestas, así como de las instituciones educativas con sus proyectos y planteamientos metodológicos, llegaremos a la conclusión de que son muchos y notables los cambios que se han ido sucediendo a lo largo del siglo pasado y el presente.
En la escuela se prioriza el saber académico y racional, vinculando a las disciplinas curriculares clásicas “matemática, lenguaje, ciencias naturales, etc.”, en detrimento del conocimiento social y afectivo, relacionado con la vida cotidiana y las relaciones interpersonales. Recientes estudios psicológicos ponen de manifiesto la existencia de estrechos vínculos entre la inteligencia y la afectividad reflejadas en el proceso enseñanza aprendizaje.
La propuesta curricular articula contenidos considerados básicos en torno a dos bloques claramente diferenciados, por un lado, el formado por las denominadas materias o disciplinas curriculares clásicas y por otro los llamados temas transversales. Las disciplinas clásicas son consideradas como objetivos en sí misma y constituyen los pilares de la formación académica, que se supone debe aportar a los sujetos aquellos conocimientos fundamentales para convertirse en personas autónomas y productivas en la sociedad.