Han pasado algunos días desde el incidente internacional que alteró las buenas relaciones hasta de cuatro países con el nuestro, pues una orden que aún no se sabe con exactitud de dónde salió puso en riesgo el pacífico vuelo oficial del avión presidencial boliviano, con el Mandatario como principal pasajero, además de otras personas y la tripulación.
Se trata de un hecho que ha movilizado a muchos mandatarios que inclusive se trasladaron a la ciudad de Cochabamba para solidarizarse con nuestro país frente al ultraje diplomático que desplegaron Francia, Portugal, Italia y España actitud que se calificó además como una afrenta a la democracia vulnerándose los más elementales derechos y tratados diplomáticos vigentes.
Organizaciones internacionales también lamentaron lo sucedido y aunque trataron de identificar al causante del problema, sólo algunos lo calificaron como “el imperio”, pero sin especificar las pruebas contundentes de esas aseveraciones. Por supuesto que todo apunta al país del Norte, el único interesado en evitar la salida desde Moscú de un exfuncionario de la más alta organización de inteligencia de la potencia hemisférica.
Desde Bolivia presidentes amigos, diplomáticos de los organismos mundiales, han pedido a los países que infringieron las normas vigentes para el control de vuelos internacionales y el respeto que merece una nave oficial y todos sus ocupantes, que se disculpen públicamente, reconociendo el error cometido y recomponiendo las relaciones de amistad y de acuerdos variados que no pueden suprimirse, pero deben ratificarse con las excusas pertinentes.
Hay algunas instancias diplomáticas que han dado ese paso, hay algún diplomático caprichoso que resiste avanzar en la legalidad y la normalidad, pero en todo caso el apoyo solidario con Bolivia logrará que sean repuestos los atributos diplomáticos de respeto y consecuencia con el derecho internacional.
Las causas de un obligado asilo por parte de Rusia al ex técnico de la CIA, es parte de un implícito acuerdo, que sin embargo no será ratificado dada la molestia del Gobierno ruso y la desesperación de la salida del súbdito norteamericano a otro país, justamente para evitar un enfriamiento en las relaciones de los dos controvertidos países que ahora tienen además que justificar él por qué de una “ordencita” para limitar el vuelo de una nave aérea de un país latinoamericano, muy ajeno al problema en sí, pero sufriendo el embate de una presión irregular patéticamente arbitraria.
Las cosas son como son, se producen en circunstancias de difícil comprensión pero al mismo tiempo de inusual aplicabilidad si se tomarán en cuenta las normas más elementales y no las controversiales que ponen en riesgo una serie de elementos que configuran la diplomacia en su contexto más elevado.
La pregunta formulada en Bolivia y en los países del continente es también la interrogante del Parlamento Europeo que se vio implicado en este problema de afectación a un tercero y que como todos espera una aclaración muy clara y precisa sobre quién dio la orden para interferir un avión de bandera extranjera que, para su retorno, debía utilizar forzosamente espacios aéreos establecidos por los tratados internacionales.
¿Quién dio la orden y en qué país se originó el bloqueo al avión boliviano?, es lo que mínimamente debería esclarecerse para saber dónde se cometió el mayor error de una diplomacia arbitraria y que debiera actuar con la verdad y no bajo influencia de la política del más fuerte.
Fuente: LA PATRIA
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