Miercoles 10 de julio de 2013

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Precautelando la vida de nuestros jóvenes y señoritas, existen disposiciones que deben cumplirse al pie de la letra, evitando así que este sector de la sociedad sea víctima de atropellos y actos reñidos con la moral.
Los adolescentes (hombre y mujer), viven el período vital entre la pubertad y la edad adulta, circunstancias que merecen la atención de todos, porque debemos encaminar por un buen sendero esa transformación.
Pero ello jamás significa dejar en plena libertad de acción a los jóvenes deseosos de dar un salto singular en su forma de vida, buscando nuevas maneras que les permita ampliar sus relaciones concurriendo a encuentros festivos donde den rienda suelta a su alegría.
Nadie les priva su presencia en las ya conocidas fiestas de quince años, asistiendo a lugares públicos conocidos de la ciudad, donde se realizan estos eventos, debiendo tomar en cuenta que su permanencia tiene un horario prudente para recogerse a sus domicilios.
Causa profunda preocupación el constatar que grupos de jóvenes y señoritas deambulan por las calles, plazas y parques en horas de la madrugada en estado inconveniente, todavía libando bebidas alcohólicas, ofreciendo un espectáculo nada decoroso.